Las pantallas invadieron la rutina de los niños. Desde antes de poder decir una palabra ya apuntan su dedito hacia el celular de mamá o la tableta de papá y rápidamente, ese rectángulo animado capta toda su atención para que ya nada vuelva a ser lo mismo.
Esta realidad se repite en cada hogar, y la obsesión por tener uno de estos gadgets se hace imperiosa para los más chicos y costosa para los más grandes.
Pero ni todo está perdido ni todo pasa por la tecnología. También les podemos mostrar a nuestros hijos la posibilidad de jugar sin pantallas, que si bien tienen virtudes tales como la de estimular los sistemas visual y auditivo, también limitan a los chicos en la relación con sus pares, lo cual disminuye la posibilidad de generar habilidades sociales.
Los juegos populares, como la escondida, el gallito ciego, la mancha; o los de mesa, como el dominó o el juego de la oca, fortalecen las aptitudes físicas y la destreza, además de propiciar los vínculos y desarrollar valores tales como la solidaridad, la comprensión y el esfuerzo.
Es por eso que no todo se limita a comprar juguetes, sino a estimular la creatividad de cada niño de las más diversas maneras.
Algo muy básico y accesible a todos los bolsillos son las hojas, las acuarelas, los lápices de colores y todos aquellos elementos que le permitan crear e imaginar un universo propio DIA cuenta con la línea de venta exclusiva Student, que ofrece una amplia variedad de artículos de librería que se pueden sumar a este desafío de “aprender a jugar”.
Para eso es necesario quitarles a estos elementos el mote de “útiles escolares” y redefinir su función para crear un nuevo espacio de juego.
Además, para este Día del Niño, las góndolas de DIA ofrecen una gran variedad de juguetes que se adaptan a todos los bolsillos. En este caso, es fundamental apuntar a aquellos recomendados para cada edad, ya que cada uno de ellos está pensado para estimular determinadas capacidades motrices y cognitivas.
Es necesario dejar de lado los caprichos momentáneos de los chicos y comprar aquellos juguetes que estimulen su aprendizaje. Tampoco hace falta volcarse a los objetos más estrambóticos o complejos, cuanto más sencillo, más serán los usos que se le darán y así se estimulará su imaginación.
Por eso son recomendables aquellos juegos de encastre, como pueden ser los Rasti, que tienen infinidad de usos, al igual que los Flokis o los clásicos muñecos Pin y Pon.
Otra opción es darles a los elementos cotidianos nuevas aplicaciones. Así, se puede volver a objetos que ni se nos ocurrirían usar en estos tiempos “tecnológicos”; tal el caso de aquel palo de escoba que se convierte en un caballo. Llevá a los a los chicos al súper y observá que tipo de artículos les generan curiosidad, y construyan juntos una nueva experiencia de juego.
Las invito a hacer la prueba para comprobar que, cuando el inconsciente lúdico más tradicional se despierta en un niño, se abre todo un abanico de opciones divertidas, lejos de la compu.