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Los imprevistos y la economía hogareña

Cuando un imprevisto aterriza en el hogar, la economía familiar comienza a tambalear. Puede tratarse de la rotura de la heladera o de un caño o hasta de algún problema de salud. Todas estas cuestiones, sin darnos cuenta, además de alterar la cotidianidad familiar, sacuden el bolsillo.

Estos “sucesos extra” nos invaden sin dejarnos otra salida que endeudarnos para solucionar el problema, si es que no se cuenta con un fondo de reserva para hacerles frente.

De este modo, el presupuesto familiar se abultará con una deuda que llevará al menos un par de meses poder sacarnos de encima.

Sin embargo, existe una herramienta básica que nos puede sacar de cualquier aprieto: la previsión.

Tener conciencia de que un evento no habitual puede ocurrir en cualquier momento nos hará replantearnos nuestro orden en las finanzas cotidianas.

Hasta ahora aprendimos a planear todos los gastos mensuales, a realizar compras estratégicas y a aprovechar las promos, las rebajas y los distintos medios de pago que ofrece Supermercados DIA, pero aún podemos sacarle un poco más el jugo a nuestro salario.

Es necesario que todos los meses organicemos, ya sea en una planilla de Excel, en una aplicación o en un cuaderno, todos los gastos del hogar.

Por un lado están los fijos, como alquiler, expensas, impuestos, servicios, colegios, préstamos o tarjetas de crédito; por el otro, los variables pero necesarios, como las compras del súper, las comidas en el trabajo, los útiles de los más chicos o el recambio de ropa; y luego aquellos no imprescindibles, como lo son el entretenimiento y esparcimiento. Todo esto permitirá tener una idea concreta del nivel de gasto familiar, por lo que deberemos ser muy rigurosos y conscientes al detallarlos.

Por otro lado, se deben registrar los ingresos teniendo muy presente con qué cantidad de dinero fijo se cuenta mes a mes y que será destinado a todas las necesidades presupuestadas. Pero algunas veces existe un dinero eventual, como puede ser el percibido por las horas extra, algún premio o bono laboral, así como el obtenido por trabajos adicionales.

Este último debe considerarse como un plus y no tenerlo en cuenta para administrar los gastos fijos, por lo que podría destinarse a un fondo de ahorro que puede tener un fin determinado, como la adquisición de un bien, un viaje, o bien a ese imprevisto que cae en el momento menos oportuno.

De este modo, un imprevisto nunca será tal. Lo ideal es no corrernos del presupuesto y, aunque sea una vez a la semana, tomarnos un ratito para controlar que nada se nos esté escapando.

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