El valor del ahorro es una de las enseñanzas más importantes que podemos dejarles a los más jóvenes de la familia.
Es común que en la adolescencia nuestros hijos comiencen a manejar dinero para solventar sus propios gastos.
Es fundamental guiarlos y comenzar a darles ciertas pautas que a futuro les permitirán no solo cuidar sus ingresos, sino también concretar sus propios proyectos.
De hecho, incentivarlos a que generen su propio dinero es uno de los primeros pasos que como padres de adolescentes y futuros jóvenes debemos dar. Para ello, es necesario que puedan aprender que la función de los padres no es resolver todos sus caprichos, ni cubrir todas sus necesidades, aunque estén en una situación económica que se los permita.
Luego, resultará imprescindible hablar con ellos para distinguir las necesidades reales de aquellas que no lo son, y que están más emparentadas con la “lista de deseos”. Teniendo en claro cada una de estas cuestiones, los jóvenes empezarán a darle a “su” dinero el lugar que cada una de ellas demande. Una enseñanza tan simple como esta les permitirá que en la adultez puedan tomar las mejores decisiones financieras ante situaciones complejas.
Al igual que nos manejamos con nuestro presupuesto, una de las lecciones clave es que primero aprendan a cubrir los gastos propios, para que, una vez que tengan noción de cuáles son, reserven cerca de un 10 por ciento de lo que les resta a generar un ahorro.
También se les puede inculcar que usen parte de esos fondos para colaborar con alguna entidad benéfica o bien con alguna persona cercana que lo necesite.
Fomentar la solidaridad es un valor obligado durante la educación financiera de los jóvenes.
Una de las formas más fáciles de generar empatía con los adolescentes y comenzar a hablar del correcto manejo de dinero con ellos es apalancarse en la tecnología.
Existen variadas aplicaciones móviles que les facilitarán tener un registro de sus gastos, como si se tratara de un entretenimiento más. Además, les permitirá ver la evolución anual del comportamiento de sus finanzas, lo que les hará tomar conciencia de su evolución.
Una opción que les resultará atractiva para comenzar a hacerse del hábito del ahorro es la de establecer metas. Ya sea para la compra de algún objeto, para las vacaciones, o bien para llegar a obtener determinada suma de dinero, estos objetivos servirán de incentivo para lograr una conducta ahorrativa.
Por último, lo más importante es dar el ejemplo. Las conductas de los hijos son el reflejo de lo que hacen los adultos. De seguro, si cada uno de ellos ve cómo cada experta mes a mes maximiza sus compras en pos del beneficio familiar, no será raro que posteriormente tiendan a imitar este comportamiento y a hacer buen uso del dinero.