En armonía

¿Cómo podemos ayudarlos a abandonar la niñez sin que apuren los tiempos?

De niños a adolescentes

¿Cómo podemos ayudarlos a abandonar la niñez sin que apuren los tiempos?

Felicitas, de 12, juega al hockey en un club barrial. Desde hace un mes, cada sábado le explica a Silvia, su madre, que quiere irse por su cuenta al entrenamiento, como algunas de sus amigas. Ya no quiere que la lleven y la esperen, pero su mamá siempre le responde lo mismo: “Por ahora, no”. Tampoco quiere que la ayuden a estudiar ni que le pregunten todo el tiempo qué está haciendo. El cuestionamiento de Felicitas hace dudar a Silvia: ¿Tendrá ya edad para manejarse sola? ¿Cómo hacer para cuidar de su hija sin asfixiarla?

“La mejor manera de acompañar a los chicos en esta etapa es, por un lado, respetar y considerar las diferencias individuales y, por el otro, incluirlos en las decisiones, consultarlos, pedirles su opinión y recorrer un camino de experiencias junto con ellos. Por ejemplo, uno de nuestros hijos puede mostrar un gran deseo de viajar solo al colegio, capacidad para organizarse en forma autónoma, y su hermano menor mostrar todo lo contrario y necesitar más tiempo para autonomizarse y mayor compañía para su organización. Existen múltiples diferencias en la maduración, que no son ni buenas ni malas, solo requieren de empatía, de conexión por parte de sus padres. Es importante evitar las generalizaciones, percibir las diferencias con algunos de sus compañeros y ayudar a ese niño o niña a reconocer sus características individuales”, explica la psicóloga y socióloga Claudia Messing, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar.

Entre los conceptos que menciona la psicóloga se incluye el de simetría, que es el cambio psíquico estructural de las nuevas generaciones, que copian a sus padres como si estuvieran frente a un espejo desde la infancia.

La simetría de los niños les hace creer que todo es posible y que todos podemos o deberíamos poder todo, y si no lo logran, se desvalorizan, angustian y muchas veces dejan de intentarlo. A veces hacen comparaciones injustas, se comparan con un hermano mayor sin reconocer la diferencia de edad; o con algún compañero de estudios que ha tenido determinadas experiencias distintas a las de él. Los padres y madres deben trabajar todos los días para ayudar a cada niño a respetarse a sí mismo, a valorizar sus características individuales, que serán muy desarrolladas en algunos campos pero no en todos. Y esto es lo que tienen que aprender a aceptar, valorizar y disfrutar”, especifica Messing, que también es autora de varios libros, entre ellos Cómo sienten y piensan los niños hoy, de Editorial Noveduc.



Cambios físicos

Pero no solo son internas las señales de que un niño está entrando en la pubertad: los cambios externos producen muchas veces inseguridad en los chicos e incluso en los padres, que hacen comparaciones con sus compañeros de escuela. Ya sea que se desarrolle en forma temprana o tardía, algunos niños viven esta etapa con mucha angustia.

Consultar al pediatra y contar con información ayudará a los padres a estar preparados para acompañar a sus hijas e hijos durante esta etapa: “Que los padres sepan sobre la diversidad de este proceso puede aminorar el impacto al compararse con sus compañeros, ya que la pubertad, ‘el estirón’, junto con los procesos de desarrollo que estos conllevan, no siguen un patrón cronológico estricto. Es decir, a iguales edades, puede haber niños, niñas y preadolescentes que tengan diferentes grados de desarrollo”, comenta la Dra. Rosa Pappolla, pediatra especialista en adolescencia y secretaria de Medios y Relaciones Comunitarias de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP, según su sigla).

La Sociedad Argentina de Pediatría, en su sitio oficial, describe: “La pubertad puede iniciarse a partir de los 8 años y hasta los 13. El primer signo, en las niñas, es la aparición del botón mamario, que puede comenzar en un solo lado y un tiempo después iniciarse el desarrollo de la otra mama. Luego aparecen otros signos, como el vello pubiano, el vello axilar, el acné. Este proceso de desarrollo puberal se completa con la primera menstruación”.

En los varones, el desarrollo se inicia entre los 9 y los 14 años. El primer signo es el aumento testicular, y luego aparecen la seborrea del cuero cabelludo y acné, los cambios en la voz, el vello en las axilas, entre otros. El estirón del desarrollo puberal aparece primero en las niñas. De hecho, en los varones el desarrollo se prolonga más que en las mujeres.



Autónomos pero acompañados

Es muy frecuente que, cuando los chicos empiezan a desarrollarse, los padres se pregunten si deberían dejar a sus hijos ir solos al médico.

“La familia tiene un espacio importante en la consulta con el pediatra. Podríamos decir que en los primeros años y hasta la segunda década (10 años y más), los niños están siempre acompañados por sus padres, si bien puede haber espacios de comunicación y encuentro personal con el médico y sus pacientes. En las consultas con los adolescentes, siempre se da un encuadre para un espacio personalizado e individual, sin un adulto y siempre respetando la opinión del adolescente, independientemente de su edad, para saber si quiere estar solo o acompañado en la consulta”, comentó la doctora Pappolla.

Sin duda, la mirada atenta de los padres nunca estará de más. Para acompañar su crecimiento y para ofrecer siempre la posibilidad de conversar todo lo que les genere dudas o angustia. Porque los chicos pueden crecer, pero el título de padres es para toda la vida.



Cómo ayudar con respeto

• No organizar la salida entre los padres, sino preguntarles a nuestros hijos si quieren que los ayudemos a organizar.

• Dejarlos a ellos que armen el programa y solo intervenir si es necesario.

• Si el plan es muy complicado y vemos que incluso puede ser peligroso, comunicárselo pero sin alarmarlos, sino planteando alguna sugerencia que pueda reducir el riesgo. Por ejemplo: en lugar de encontrarse en la puerta de un restaurant, que la cita sea adentro.



Mejor no apurar los procesos

La doctora Rosa Pappolla, de la Sociedad Argentina de Pediatría, dice:

• Los pediatras tenemos la posibilidad de acompañar el desarrollo de nuestros pacientes y eso nos pone en un lugar privilegiado para reflexionar de manera intergeneracional con ellos y muchas veces también con sus familias sobre qué sucede en el devenir adolescente.

• También, tenemos la posibilidad de conocer cuáles son los requerimientos demandados y «apurados» en su desarrollo, tales como el mercado, las modas, las tendencias, algunas situaciones de salud, situaciones de tensión, entre otros.

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