Para conocer

SIERRA DE LA VENTANA

La región reúne naturaleza, aventura y descanso absoluto. Bosques, sierras y arroyos, cascadas y lagunas en todo su esplendor.

SIERRA DE LA VENTANA

Una ventana al paraíso

La región reúne naturaleza, aventura y descanso absoluto. Bosques, sierras y arroyos, cascadas y lagunas en todo su esplendor.

Llegar a la ‘ventana’ es llegar a la cima del paraíso”, aseguran. La ventana es un hueco, una formación natural establecida tras el derrumbe de una cueva en la cúspide del cerro, de 9 metros de alto por 5 de ancho, lo que le da nombre al cerro. La invitación es a trepar por la formación montañosa, ascender hasta lo más alto, 1.136 metros sobre el nivel del mar (msnm): una caminata de dificultad alta, solo realizable con guías, pero que tendrá la enorme recompensa de inmiscuirse en la magia que se encuentra en los 12 metros de largo de esa cueva, para poder percibir un panorama inigualable de enormes extensiones de bosques, sierras y arroyos, cascadas y lagunas. El cielo y la tierra mixturada, con el extraordinario aporte de flora y fauna, con la localidad de Sierra de la Ventana como vigía de la comarca.

El cerro Ventana es una de las cumbres provinciales más altas, detrás del Tres Picos (de 1.238 m), siempre dentro del muy particular Parque Provincial Ernesto Tornquist, enclavado en la zona central del sistema de Ventania o Sierras Australes bonaerenses, y que integra la comarca, junto con las localidades de Sierra de la Ventana: Tornquist (cabecera del partido), San Andrés de las Sierras, Villa Ventana, Villa Serrana La Gruta y Saldungaray. Cada una plantea un universo de alternativas para recorrerla y absorber la paz que brinda la naturaleza. El cerro se encuentra a 9 km de Villa Ventana (sobre la Ruta Provincial 76, 100 km al norte de Bahía Blanca, enclavado en la Estancia Funke). Su mirador comparte atractivos con el Casuhatí. Quienes no se animen al ascenso principal tienen la opción de la subida al cerro Ceferino, en Villa La Arcadia, también llamado “cerro del Amor”: se trata de una recorrida corta y apta para toda la familia. La Garganta Olvidada es una cascada de 15 metros que ofrece, además, un paseo serrano por el cauce de un arroyo y su frondosa arboleda, sobre la base del Ventana, desde donde también se llega a la Garganta del Diablo, menos espectacular pero igual de recomendable. Otra opción es un recorrido de una hora de sendero hasta la cima del cerro Bahía Blanca, a 739 msnm, que implica un esfuerzo moderado, con la recompensa de que la panorámica es bellísima. También se puede desandar el sendero Claro Oscuro, para empezar a completar un recorrido serrano, en una conexión tan intensa con la naturaleza que difícilmente sea olvidada por quien lo transite.

La localidad de Sierra de la Ventana cuenta con todos los atributos de confort para erigirse en el centro de un paseo natural. Tiene alojamientos para todos los gustos y los bolsillos, como así también posibilidades de hacer campamentos. Su oferta gastronómica es amplia y cuenta con gran variedad de comercios, galerías, paseos de compras y feria de artesanos. Es ideal para desarrollar actividades al aire libre como ecoturismo, pesca con mosca de truchas arco iris, caminatas o cabalgatas por las sierras, entre otras. Uno de sus paseos recomendables es el Museo del Mate, un emprendimiento familiar ubicado en la entrada de la localidad, en el que se recopilaron más de mil mates de toda la Argentina, para mostrar diferentes diseños y los materiales con que están confeccionados. Muchos de esos modelos pueden ser adquiridos por los visitantes. Otros paseos pueden ser una visita al ex Club Hotel de la Ventana y la laguna “Las Encadenadas”. Es imperdible la visita al viejo puente ferroviario, uno de los sitios más fotografiados por los visitantes.

Llegar a la tradicional Villa Ventana es hacer un viaje a la nostalgia: calles de tierra, escasa iluminación, intensamente forestada, rodeada por los arroyos Belisario y Las Piedras, y los cerros más altos de la región. Se encuentra a solo 17 km de la localidad central, con una altura sobre el nivel del mar de 450 metros. Es la sede de la Fiesta Provincial de la Golondrina, todos los eneros, con espectáculos culturales y sociales durante dos días. Una alternativa es la cercana y nueva Villa Serrana La Gruta, muy blanca, muy bonita, que cuenta con el Santuario Nuestra Señora de Fátima, a apenas tres minutos de la base del cerro Ventana. San Andrés de las Sierras se encuentra a corta distancia, frente al cordón serrano. La paz es el principal atractivo de toda la región.

El Parque Provincial Tornquist contiene a la reserva natural Sierras Grandes, de una gran importancia biológica, geológica, antropológica, arqueológica e histórica, con sus cerros La Carpa (1060 msnm), el Vavacuá (980 msnm). Se encuentra en el km 220 de la RP 76. En 1937, Martín Tornquist donó parte de sus propias tierras, unas 3.228 ha, a las que se añadieron otros terrenos hasta completar las 6.700 ha actuales. Lo hizo con la exquisita intención de preservar la belleza de la zona y, claro, el ambiente del pastizal pampeano, que está compuesto por su flora (se destaca el llantén) y la fauna (representada por la iguana de cobre), como así también las pinturas rupestres de más de 1.500 años de antigüedad, que completan la variedad de atracciones que ofrece. El Establecimiento Rural Sierras Grandes desarrolla cría de ganado implementado usos sustentables de los pastizales, y también puede ser visitado.

En definitiva, un lugar de ensueño, que, como se anuncia en su página oficial, es “¡Naturaleza, aventura y descanso absoluto!”.

El fortín y el pueblo

En 1833, Juan Manuel de Rosas se abrió paso con una nueva Campaña del desierto, se abrió camino por la región e hizo construir 20 fortines y postas de vigilancia militar. Una de ellos se llamó “El Sauce”, a orillas del río Sauce Grande, que dio lugar también a boliches de ramos generales y pulperías. Luego de la batalla de Pavón, en 1862, el fortín volvió a funcionar con su nueva denominación. En 1879, Pedro Saldungaray compró las tierras y con su hijo, Santiago, recrearon el fuerte, que luego fue recompuesto varias veces para el turismo, y el 29 de agosto de 1900 fundaron lo que hoy es el pueblo Saldungaray.

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