Cuando Horacio Cabak habla de su profesión, de sus hijos o de su pareja, repite la misma consigna, “estar atento”. Sostiene que, en la medida en que eso ocurra, puede reaccionar ante los cambios, corregir el rumbo y aprovechar oportunidades. Este 2019 le trae grandes aniversarios, números que suelen conllevar balances internos: cumple 50 años en octubre, 25 de carrera y 25 también junto a su compañera de ruta, Verónica Soldato.
Al elegir la ropa para las fotos, dice que le gusta ser públicamente lo más parecido a sí mismo. Pero ¿quién es Horacio Martín Cabak, ese que empezó estudiando Arquitectura, se coló en la pasarela casi de casualidad, giró el volante hacia Publicidad, llegó a la televisión, se estableció como conductor y hoy sigue tan vigente como en sus mejores momentos? “¿Quién soy? Soy bastante parecido al que se ve en los medios. Soy un papá que trabaja para tener la tranquilidad de que sus hijos estén bien. Te diría que en este momento, de todas las facetas, la que más me identifica es que soy un papá, porque todo lo que hago, las decisiones laborales y de todo tipo, finalmente tiene que ver con mi familia.
Teniendo la responsabilidad de la crianza, ¿esas decisiones las tomás con más precaución que antes de ser padre?
Sí, es
completamente distinto, antes era otra visión de mi vida, otras prioridades,
otras necesidades, otros costos; era una visión mucho más cortoplacista.
Cuando te llega la responsabilidad de la crianza y del acompañamiento económico
durante varios años más, las prioridades y las necesidades cambian un montón.
“Soy un papá, todo lo que hago y mis decisiones tienen que ver finalmente con mi familia”.
Tenés un hijo de 16, Ian, y dos de 13, Chloé y Alan. ¿Se modificó en algo la demanda y la entrega diaria ahora que son adolescentes?
Es distinto, ellos están en otro momento de sus vidas, tienen más independencia, pero al mismo tiempo, más responsabilidades. Empezás a pensar un poco más en su futuro. Cuando son más chicos, pensás en su actualidad, tu prioridad es el presente. Ahora yo estoy más pendiente y pensando en el presente pero también en su futuro, en cómo acompañarlos, en cómo ayudarlos, en cómo formarlos como padre dentro de la responsabilidad que me cabe. Creo que en este momento mi situación respecto de la crianza de los chicos es estar atento para acompañarlos.
En algún momento, ¿evaluaste la posibilidad de desarrollar tu profesión en otro país?
Es una decisión complicada, porque es muy difícil para mí profesionalmente insertarme a esta altura en otro mercado; por ahí si me dedicara a otra cosa, lo estaría pensando. Sí estoy pensando en cómo prepararlos a ellos para que tengan las herramientas para que si, llegado el caso, necesitaran ir a otro país, lo puedan hacer. Es frustrante, muy frustrante. Es muy triste tener que pensar que una alternativa sea esa. Lo que me queda es intentar prepararlos para que se adapten a cualquier situación.
Vos te adaptaste a muchas situaciones y llevás 25 años de carrera, ¿cuál es la clave de esa continuidad?
Creo que tomarte en serio tu trabajo, ser profesional, ser respetuoso, intentar progresar en la vida, no quedarte, no instalarte, no conformarte, y tratar de estar atento a los cambios posibles para poder adaptarte; este medio va cambiando mucho, he hecho programas completamente distintos, hace 25 años el cable no es lo que era ahora, no había servicios de streaming y había otros presupuestos, otras ideas. Creo que me sirvió el estar atento, aprovechar las oportunidades y tratar de adaptarme a los cambios.
Habrás tenido mucha seguridad en vos mismo como para hacer distintos formatos y mostrar diferentes facetas.
Visto a la distancia, creo que tuve un exceso de confianza, yo me convencía de que podía hacer cosas que tal vez todavía no podía; por ahí creía que valía más de lo que realmente valía, porque durante mucho tiempo no solo me hice cargo de mi laburo como conductor sino que fui mi propio agente y también en las negociaciones iba para adelante como un caballo. Era la inconsciencia de los primeros años, se tomaban muchos riesgos; a mí me dabas una oportunidad y te decía que sí, después veía. Iba para adelante.
Hoy, ¿qué riesgos no estás dispuesto a tomar?
Hacer programas que yo no vería o que me daría vergüenza que vieran mis hijos, por ejemplo.
Ahí también está el parámetro de la mirada de los hijos.
Por supuesto, yo hago un programa de televisión, se comenta, lo pueden ver sus compañeros, entonces no haría algo que les genere una incomodidad a mis hijos.
Cumplís 50, ¿qué te pasa con el cambio de década?
Son números que… me pasa que cuando yo era chico, un tipo de 50 era uno viejo.
¿Y vos cómo te sentís?
La verdad es que yo no me siento, no me siento… (piensa las palabras) no siento en este momento que me pasen las cosas que yo imaginaba cuando era chico que le pasaban a un tipo de 50. Por ahí para mis hijos soy un señor de 50.
¿Y qué le pasa a un hombre de 50?
No sé, yo sigo haciendo una vida muy parecida y mis gustos siguen siendo muy parecidos a los que tenía cuando tenía 30 o 40. No siento que haya cambiado mucho mi forma de ver las cosas o de disfrutarlas; me sigue gustando ir a conciertos de rock y estar atento a lo que pasa con la tecnología. Hay un montón de cosas en las que no me siento un señor grande.
¿Hay algo que pensás que a esta altura ya no vas a hacer?
Seguro que debe de haber un montón de cosas, pero yo no estoy pensando en lo que no voy a hacer, yo tengo que buscar las cosas que voy a hacer y cuáles son mis próximos objetivos.
“Me sirvió estar atento, aprovechar las oportunidades y tratar de adaptarme a los cambios”.
¿Qué te da placer?
La música, soy como un músico frustrado.
Lo usás como puente con tu hijo mayor, ¿cierto?
Sí, te diría que es como un contacto que se profundiza en la medida en que él va vinculándose más a la música. Toca muy bien la batería y tiene su banda. A mí me gusta tocar un poco con él y zapar y que nos vinculemos a través de la música cuando él descubre bandas que yo le recomendé en algún momento o cuando viene y me pregunta cosas.
Hace 25 años también que estás con Verónica. ¿Qué encontrás en el espejo de tu pareja?
Ves el recorrido, como toda relación larga, hay momentos que están bien y otros no, pero es una decisión que ninguno de los dos nos arrepentimos de haber tomado, estamos muy orgullosos de lo que nos pasó a nosotros como pareja y como familia. Es una construcción conjunta en forma ininterrumpida y, durante gran parte de ese tiempo, viviendo juntos.
“Con la edad, no siento que haya cambiado mucho mi forma de ver las cosas o de disfrutarlas”.
Y sin casarse. ¿Es una cuestión de principios?
Una cuestión natural, orgánica. Ella a veces me plantea el “nunca nos casamos” pero como una cosa anecdótica, porque se dio… yo nunca tracé un plan previsible, creo que justo estos 25 años de trabajo y los 25 años de pareja se fueron dando de un modo similar, yo me fui adaptando sobre la marcha, fuimos viendo qué nos gustaba, qué había que cambiar y qué no y cuando nos dimos cuenta… Nunca firmé contrato a largo plazo, con el canal, por ejemplo, hacemos un contrato anual, y con la radio lo mismo. Es como que con mi mujer todos los años se renueva el pacto y se va dando naturalmente. Intento siempre decir: “Vamos de acá para acá, este es el cordón derecho y este el izquierdo, mientras estemos por ahí adentro…”; si vemos que estamos golpeando el cordón, tenemos que ir para el otro lado. Lo que busco diariamente es tener una especie de territorio transitable, lo importante es no pegarnos un golpe para ninguno de los dos lados y estar atento para que eso no pase.
“Estar atento”, otra vez.
Sí, es que me parece que por muchos motivos hay que estar atento: tengo que estar atento a mi relación con mi mujer, con mis hijos, al país… estoy todo el tiempo como en guardia; la actualidad nos lleva a estar así, es muy incómodo, pero hay que estar atento para ver cuándo levantar las manos si hay que defenderse.