Luciana Conde tiene 45 años. Es actriz y durante los fines de semana trabaja en un teatro independiente. También es artesana, y alquila un taller para restaurar muebles. Y desde hace cinco años, tres veces por semana cuida a tres de sus nueve sobrinos. Los lleva a pasear, a hacer picnics a la plaza; también ellos van a su taller, donde les enseña a pintar o a hacer alguna artesanía. Cuando vivía en la casa anterior, que era más grande, incluso organizaba pijamadas con los sobrinos.
“No sé si son los hijos que no tuve. Creo que los que no tuve, no los tuve. Más bien diría que es otra clase de vínculo, que me ayuda al no tener mis propios hijos. Eso también me da más tiempo para dedicarme a ellos”, contó Luciana.
Como tiene facilidad para las manualidades, también se ocupa de hacer el vestuario cada vez que sus sobrinos tienen un acto en el colegio. Y si los padres de los chicos tienen que salir, también los cuida a la noche. Según Luciana, es muy diferente el vínculo de los chicos con los padres que con un tío: “Muchas veces me cuentan cosas a mí que no les cuentan a sus papás. A mí me preocupa la falta de diálogo que tienen algunos chicos con sus padres, por eso siento que hablar con ellos es lo mejor que puedo hacer para que sepan que tienen a alguien en quien confiar. Un adulto que no los va a juzgar, que los puede entender y aconsejar”, reflexionó.
Pero no todo es color de rosa. Algunas veces tiene que ponerse seria y resolver situaciones, si le contestan mal, por ejemplo. “Pero en general no hay ningún problema con mis hermanos si yo los llegara a retar. Si bien no los reto mucho; ellos me pueden”, confesó esta tía orgullosa.
Juegos de tía
Romina Iglesias Masello tiene 45 años y es periodista y empresaria. Tiene siete sobrinos y disfruta de armar salidas con ellos. “Me encanta la relación que tenemos. Con cada uno es distinta, por su personalidad, por las edades. Armo comidas con ellos o vamos al cine o al teatro. También me gusta cocinarles cookies decoradas para sus cumpleaños o en Navidad”, dijo Romina.
Para ella, sus sobrinos sí son los hijos que nunca tuvo. No porque le cuenten cosas a ella que a sus padres no les cuentan, sino porque realmente disfruta del tiempo que comparten. “A veces inventamos juegos o vemos películas. Busco conectarme desde lo lúdico y el entretenimiento”.
Para Romina, si algún día los chicos no se portan bien, la clave es charlarlo con ellos y con los padres. “No hago nada que sus padres no quieran”, remató.
La mirada de una tía psicóloga
Uno de sus sobrinos se tatuó el nombre de ella en un brazo. Al preguntarle qué lo había motivado a hacerlo, su sobrino contestó: “Porque sos una persona que voy a querer toda mi vida”. Esto es lo que representa Claudia para sus sobrinos.
“La vida me privó de hijos y me regaló seis ahijados y cuatro sobrinos bellos, inteligentes y buenos, de los cuales uno también es mi ahijado. Es innegable que son mi orgullo”, explicó la Lic. Claudia Pires, psicóloga y tía orgullosa.
No hay demasiado escrito sobre el rol de los tíos en las familias. Pero la mayoría de nosotros guardamos recuerdos imborrables de momentos compartidos con ellos.
“Los sobrinos no son hijos, son sobrinos. Y no debemos tratar a los sobrinos como hijos, porque ellos tienen sus padres. La labor de la tía no es establecer normas y pautas de crecimiento, pero sí puede transmitir valores y crear un clima de confianza que les permita sostener un vínculo interpersonal de intimidad. El establecimiento de roles claros y definidos contribuye a mantener la armonía del sistema familiar”, especificó la Lic. Pires.
Amor a primera vista
Así como hay abuelos que están muy presentes en algunas familias, también los tíos ocupan un rol importante. Según la Lic. Norma B. Sagrera, psicóloga sistémica, gestáltica y transpersonal, “Es necesario cuidar de la relación desde el primer momento. Dedicarse a ellos, interactuar y prestarles atención. Tanto los tíos como los sobrinos aprenderán a conversar y a divertirse juntos creando vínculos saludables y nutritivos. A los niños les gusta cuando los tíos les preguntan sobre la escuela, miran sus cuadernos, escuchan las historias de sus amigos”.
La tía canchera, la tía cómplice, la tía viajera, la tía que hace cosas ricas. Muchas veces, las mujeres que no tienen hijos tienen más tiempo para viajar, aprender cosas nuevas o tener algún hobby. Y esto las convierte en seres especiales, dignos de admiración. “Los tíos pueden compartir aficiones con los niños e inspirar a los pequeños gran motivación para aprender y probar cosas nuevas junto con su tía. Los niños aprecian que ellos sean sus consejeros, que estén a su lado cuando los necesiten y que puedan orientarlos en cualquier momento de sus vidas, sobre todo cuando sienten conflictos internos con sus padres. Nuestros recuerdos de niños están vinculados tanto a momentos especiales como a las personas que los hicieron imborrables. Padres y abuelos tienen un lugar especial; también la presencia de tíos y tías tiene un capítulo inolvidable en nuestra historia”, agregó Sagrera.
Cómo construir una relación con los sobrinos
Por Lic. Claudia Pires
Una relación sana se construye con una comunicación fluida, con espacios para el diálogo, la diversión, estando en contacto mediante llamadas, mensajes, visitas, paseos y viajes. Los tíos pueden ejercer un rol de apoyo en caso de que surja un conflicto entre padres e hijos, desempeñando una función mediadora de posición neutral. El vínculo entre tíos y sobrinos puede ser valioso y fuerte si se cuida cada día.