Las mascotas son parte de la familia, sin embargo, cuando se elige el lugar donde se pasarán las vacaciones, no siempre se los puede incluir. Si este es tu caso, deberás evaluar alternativas: “Una es acudir a un conocido o familiar que se pueda hacer cargo; la otra es mandarlo a una guardería. Ninguna es mejor, todo depende de las necesidades del dueño y del animal. El gato, en ambos casos sufrirá cierto grado de estrés por dejar su vivienda. El perro sufrirá menos si la persona con quien lo dejamos le resulta conocida”, explica Andrea Rodríguez, veterinaria.
En los últimos años hay cada vez más hospedajes que las aceptan, y son una excelente opción. Por supuesto, antes de contratar, además de la tarifa deberás averiguar qué requisitos o restricciones maneja el lugar: las suele haber con respecto al tamaño y la raza del animal, se exige que tenga las vacunas al día y se prohíbe dejarlos solos en las habitaciones.
Pero si no es posible viajar juntos, una de las opciones clásicas y más elegidas son las guarderías. Rodríguez recomienda “visitar previamente el lugar para asegurarse de que sea limpio, adecuado, con la estructura necesaria y que las personas que se ocupan de las mascotas tengan buen trato y predisposición”. Los servicios que se ofrecen, en general, constan de alojamiento, higiene, control sanitario y urgencias veterinarias. También brindan alimentación, aunque muchos dueños prefieren entregarles los comestibles habituales, además de las medicinas y hasta los juguetes.
También es aconsejable pedir referencias a personas conocidas. Internet es una ayuda, pero lo que se anuncia no siempre coincide con lo real. “Hace dos años alquilé una quinta en Parque Leloir y al lado funcionaba una guardería canina. Los perros se la pasaban encerrados en sus caniles, no los sacaban a pasear y apenas les renovaban el agua. Los vecinos contaban que, aunque el lugar tenía varias denuncias, nunca fue clausurado”, relata Ernesto Capdeville.
Como las guarderías son un emprendimiento relativamente nuevo, casi ninguna cuenta con controles y su funcionamiento no está regulado. Lo ideal es contratar establecimientos alejados de la ciudad, con mucho terreno, donde los perros puedan disfrutar del aire libre, pero en grupos homogéneos y supervisados, y que a la noche puedan descansar en caniles cubiertos.
Cuidado personalizado
Para los que prefieran una atención más individual, una excelente alternativa son las guarderías llamadas in house. ¿De qué se trata este emprendimiento? Misha Gildenberger, dueña de Roma Guardería para perros y gatos (facebook. com/romaguarderia), lo explica: “No es un pensionado, sino que son parte de la familia. No hay cuchas ni caniles, ellos viven conmigo y hay presencia casi permanente en la casa. Paseamos tres veces por día y solo tengo un máximo de dos o tres perros por vez, por lo que el servicio es muy personalizado”.
Las mascotas tampoco están atadas ni dentro de caniles, sino que se mueven por el lugar, por eso no deben de ser agresivos ni con otros animales ni con las personas, tienen que estar acostumbrados a hacer sus necesidades fuera del hogar y no destrozar.
Otra alternativa es la guardería a domicilio o petsitting. Un cuidador va hasta el domicilio y se encarga de la atención permanente del animal. Gildenberger explica que esto “tiene muchas ventajas, porque las mascotas no se mueven de su lugar y siguen con su rutina, sus olores, su entorno”. Esta modalidad es muy beneficiosa para perros con problemas de socialización, miedosos, rutinarios, viejitos o grandes grupos de mascotas (más de dos perros o gatos).
Cariño y profesionalismo
Encargarse de una mascota ajena no es una tarea fácil, hay que consolarlos si están tristes, monitorear su salud, saber adónde acudir y cómo manejarse si se enferman, lograr que convivan en manada sin agredirse y entender las necesidades de cada uno. Por eso, se elija la modalidad que se elija, todos los especialistas consultados señalan la importancia de contratar al cuidador adecuado, porque muchos ven solo un negocio y se olvidan del amor por los animales o no tienen los conocimientos adecuados.
Para evitar problemas, algunos cuidadores reportan diariamente su tarea con fotos y videos para cada dueño. Será cuestión de evaluar opciones, consultar con amigos y conocer sitios para luego elegir el lugar correcto para todos. Es cierto que cuando un dueño se va, el animal extraña, pero no es algo complejo si se encontró a la persona que lo cuide con profesionalismo y cariño.
¿Y los gatos?
Los mininos extrañan más que los perros. Dice Leonardo Matracchio, dueño de una veterinaria con guardería felina (www.leocan.com.ar): “Trabajar con felinos no es fácil, por eso contamos con jaulas amplias que se usan para que los primeros días puedan socializar y conocernos. Como son muy desconfiados, en general, es necesario un conocimiento previo entre ellos y su cuidador antes de dejarlos libres en las instalaciones”.
Los cuartos cuentan con escaleras, pasadizos, rascadores, lugares de descanso, juguetes colgantes y camas, y están conectados por un patio exterior. Todo, pensado para que el felino pase su estadía de la mejor manera.