Un perro abandonado en una tarde lluviosa. Así comenzó una historia que, alrededor de ocho años más tarde permitió que cientos de perros maltratados, descartados como objetos, dejados a su suerte en la vía pública, tuvieran una segunda oportunidad de demostrar lo feliz que pueden hacer a una familia.
El puntapié inicial lo dio Paola Gligo, que luego de ese primer perro no paró más. Se encontró con una realidad que la interpeló, y entendió que ahí tenía mucho para hacer. Y lo hizo: primero por mail, luego con un grupo de Facebook, y luego extendiendo la difusión a diferentes redes sociales, de las virtuales pero también de las físicas, armó Pichichos al rescate, una cadena de hogares de tránsito que recupera y entrega en adopción a unos 30 perros por mes.
Hoy son 50 personas las involucradas en el grupo (que desde 2014, para poder recibir donaciones de forma más ordenada, se convirtió en una ONG), todas dispuestas a dar cobijo a perros encontrados en la calle, para ponerlos a punto física y emocionalmente, y ser el nexo con sus futuras familias. El nombre del grupo no es casual: no son sus integrantes quienes rescatan perros, sino los perros quienes rescatan a las familias que los adoptan.
Algo que distinguió al grupo desde el inicio fue la forma de comunicar y mostrar a cada perro encontrado: siempre resaltando virtudes, rasgos de su personalidad y curiosidades; sin poner el foco en el enojo que provoca el abandono ni tampoco en las carencias. El mensaje, en definitiva, es que adoptar un perro no es solo un acto de caridad para salvar a un animal, sino que también se trata de una inversión en la felicidad propia, al darse la oportunidad de incorporar en la vida a un compañero incondicional.
Durante la cuarentena obligatoria dispuesta por el Gobierno, las adopciones se redujeron: solo se concretó un puñado, cuando la cercanía geográfica entre la casa de tránsito y el adoptante permitió el traslado sin inconvenientes. Los tratamientos veterinarios no se interrumpieron, ya que contaron con permiso para poder moverse en esos casos.
El objetivo con cada perro rescatado no se reduce a que este encuentre un hogar pronto, sino a que ese hogar llegue de la mano de una adopción responsable. Con el paso de los años, las integrantes de Pichichos al rescate pulieron un cuestionario que le envían a cada interesado. Es una forma de asegurarse de que el interés sea real, con un conocimiento de las responsabilidades y obligaciones que implica tener un perro, y no de que se trate de un simple impulso.
CONTACTO:
Para conectarte con ellos, podés usar los canales de:
- instagram: @pichichosalrescate
- Facebook: @pichichos.alrescate
- Twitter: @PichichosR