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VICTORIA ZUGAZAGA

Es una de las pocas pilotas que hay en el país. Madre por tres, se las arregla para seguir avanzando en su carrera, y va por más.

VICTORIA ZUGAZAGA

“Me imagino como comandanta internacional”

Es una de las pocas pilotas que hay en el país. Madre por tres, se las arregla para seguir avanzando en su carrera, y va por más.

Biografía

Nació hace treinta y nueve años en Buenos Aires. Hija de aeronáuticos (padre piloto, madre comisaria de abordo, ambos jubilados), se atrevió a soñar con pilotear un avión, en un momento en que las mujeres prácticamente no tenían acceso a este puesto. Comenzó a volar planeadores a los dieciocho años. En 2007 ingresó a Aerolíneas Argentinas, donde hace seis años se convirtió en la primera pilota en volver a la actividad luego de ser madre (tiene tres hijos). “Volar es una pasión, un placer y una responsabilidad. Todo va de la mano”, asegura.

¿En qué sos experta?

Soy una gran organizadora, y por eso siento que hasta ahora me va bien con la maternidad. Me organizo muy bien, entonces logro ver a mis hijos un montón, hacer actividades juntos.

¿Qué es lo que más disfrutás hacer en tu tiempo libre?

Estar en familia, haciendo lo que sea.

¿Cómo te imaginás dentro de veinte años?

Siendo comandanta del área internacional, dentro de Aerolíneas, y pronta a jubilarme. Y viajando un montón.

Si no hubieras sido pilota, ¿qué te habría gustado ser?

Me habría gustado ser diplomática. De hecho, empecé Ciencias Políticas para poder seguir después Diplomacia, pero hice hasta tercer año. Después le metí toda la potencia a esto.

¿Sos usuaria de redes? ¿Cuáles? ¿Podés dejar de estar conectada?

Sí, solo Instagram. Me gusta, pero no estoy muy pendiente. El tiempo es finito, el día tiene veinticuatro horas y las uso para mi trabajo y para mi familia.

¿Sos de ir al supermercado?

Sí, siempre en los días de ofertas. También soy organizada con esto, porque cocino cuatro días al mes y congelo todo.

¿El mejor regalo que recibiste?

Un salto en paracaídas, cuando cumplí veinte. Hicieron vaquita entre muchos: primas, hermanos, mi papá y amigos, entre los que está quien hoy es mi marido.

¿El mejor recuerdo de tu infancia?

Ir a visitar castillos en Irlanda, donde vivimos cerca de un año cuando era chica.

¿Tu recuerdo más antiguo?

Cuando mi hermana era bebé. Le llevo cuatro años y medio, y me acuerdo del día en que llegó a casa: fue una alegría, no solo por recibirla a ella, sino también porque recuperábamos a mi mamá y estábamos todos juntos.

¿Tus tres objetos favoritos?

El microondas, que es el mejor invento de la historia después de la rueda; la gorra que usaba mi papá cuando era piloto, que la customizó para mi cabeza y me la regaló; y una cadenita con un diamante minúsculo que me dio mi madrina cuando nací.

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