María Cristina Isoba es psicóloga y madre de cuatro hijos. En 1990, con un grupo de amigos que tenían inquietudes sociales, surgió la idea de trabajar para prevenir los accidentes de tránsito. La estimación de que morían 16 personas al día por hechos viales los decidió a poner manos a la obra. “Nos propusimos visibilizar el tema y, con mucho voluntarismo, procuramos estudiar por qué sucede y contagiar la preocupación, ya que nos parecía que en la sociedad había una suerte de resignación, como si las muertes en el tránsito fueran hechos de la fatalidad”, afirma. Así nació Luchemos por la Vida, la asociación en la que María Cristina es Directora de Investigación y Educación Vial. Ella nunca abandonó la atención de su consultorio, pero fue encontrando en la cuestión vial y en la psicología del tránsito otra pasión. “Hay muchas causas que confluyen a que se produzca un siniestro, pero en el 90 por ciento es por el factor humano; el principal problema está en las decisiones que toma quien se mueve en el sistema de tránsito, y eso es muy interesante para alguien que se dedica a la psicología”.
LOS COMIENZOS
El comienzo fue duro, porque la temática no tenía eco en la sociedad. “Salíamos a hablar con la gente, hacíamos afiches, íbamos por nuestros barrios, de un modo muy artesanal. Y nos decían por qué nos íbamos a ocupar de eso, si era un tema de la policía o del gobierno. Nuestra respuesta era que debíamos ocuparnos porque nadie lo hacía y porque todos los días morían decenas de personas”, recuerda.
CIFRAS QUE DUELEN
Ad honorem y manteniendo cada uno sus actividades laborales, los integrantes de Luchemos por la vida se dedicaron a hacer campañas públicas y María Cristina empezó a formar un equipo que estudiaba los modelos de concientización de los países desarrollados, como Australia, Suecia, Alemania, España.
Con el apoyo de algunas empresas, llevaron adelante programas de educación vial y actividades en escuelas primarias y secundarias. “Mientras tanto, fuimos promoviendo legislación, porque la ley de tránsito estaba muy atrasada, era de los años cuarenta y hasta hablaba de carruajes. Entonces pedimos una urgente legislación, por lo menos para el uso obligatorio del cinturón de seguridad, límites de alcoholemia, que los chicos viajen atrás y conseguimos que se sacara un decreto ley con algunos de esos temas y que se tratara una nueva ley de tránsito que fue legislada en 1994”, repasa.
Con un valioso enfoque puesto en la prevención y en la educación, y reforzando la idea de que, en la mayoría de los casos, son dramas evitables, echan luz con un mensaje concreto, positivo y de prevención: “El cinturón salva vidas”, “El alcohol al volante mata”, “Nada de alcohol al conducir”. “En 25 años en Argentina, los temas de tránsito se llevaron más de 180 mil vidas, eso tiene un costo inimaginable por el aporte económico y social de estas personas que ya no están, por sus vidas y por el sufrimiento humano indescriptible, tanto de sus familiares y amigos, o gente que no muere pero queda con discapacidades graves. En 1990, las estimaciones eran de 16 muertos diarios, y hoy es de 20. Algunos dicen que estamos mejor porque el parque automotor es mucho más grande, pero las vidas humanas se cuentan de a una y cada uno vale por sí misma”, resalta.
ENRIQUECER(SE)
Al empezar a estudiar la cuestión vial, se dio cuenta de que el problema era complejo, que abarca diferentes áreas y que se trata de políticas públicas, de un Estado que debe asumirlo como un problema serio y tomar medidas al respecto. Entonces, hizo una maestría internacional y profundizó en la cuestión para armar un equipo de investigación y desarrollar estudios observacionales del comportamiento en el tránsito que sirvieron para fundamentar pedidos de leyes. “El trabajo en Luchemos por la Vida me ha dado mucho más de lo que yo puedo dar; uno recibe mucho más de lo que da. Tuve cantidad de experiencias en tantos campos que nunca imaginé, como la opinión pública y lo comunicacional. En una ONG, al ser pocos, todos hacemos un poco de todo y, como no tenemos dueño, podemos experimentar y seguir la línea que nos corresponde o accionar más rápidamente que estamentos estatales. Te aseguro que la experiencia solidaria, en lo que sea que te motive, te va a devolver más de lo que estás dando. Mirando en perspectiva, pensamos que el trabajo no ha sido en vano, que abrimos camino en esta área del compromiso social para el cuidado de la vida en el tránsito. Todavía falta mucho por hacer, pero ya no estamos solos en este camino”, celebra.
Luchemos por la Vida
Luchemos por la Vida hace eje en la concientización pública y la investigación, da cursos pagos de conducción segura en empresas y cursos gratuitos para jóvenes. Se sostienen por el esponsoreo de algunas empresas.