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Virginia Gallardo

Con una sonrisa siempre a mano, abre nuevas puertas y sigue creciendo en el mundo artístico.

Virginia Gallardo

“La vida me trajo hasta acá”

Con una sonrisa siempre a mano, abre nuevas puertas y sigue creciendo en el mundo artístico.

Hace poco más de trece años, estudiaba en Chaco para ser contadora. Fue un casting para sumarse a Bailando por un sueño lo que rompió su lógica y le abrió un camino que deseaba tanto como dudaba de poder seguir. Les dijo a sus padres “Voy un año y vuelvo”, pero los trabajos y las oportunidades se encadenaron y la vuelta nunca se produjo.

En todo este tiempo, Virginia Gallardo bailó y cantó por un sueño, fue panelista en un programa nocturno (Animales sueltos) y capitana en uno de juegos a la tarde (Combate), fue secretaria en el clásico Polémica en el bar, actuó en teatro durante varias temporadas y fue conductora de radio. El año pasado, el combo maternidad y confinamiento le permitieron poner un freno a tanto vértigo.

Les planteaste a tus padres que te ibas por un año, ¿en algún momento pensaste en volver porque creías que no ibas a poder seguir?

Sí. Yo acá no tenía familia ni dinero. Si sos de Buenos Aires, vas a un casting y te dicen que no, volvés a tu casa, tenés a tu familia. Si estás solo de verdad, dependés de trabajar para pagarte el alquiler, comer y moverte para buscar las oportunidades todo el tiempo. Es mucho el esfuerzo, desde lo económico, y ni hablar de lo emocional: tenés que dejar atrás tu casa, tu familia, tus amigos. Después, conocés gente nueva en el camino, que está bárbaro, pero mis afectos reales están allá. Me tuve que acostumbrar. Yo me casé y tengo una bebé, tengo una vida hecha acá, pero el proceso es muy duro. Así y todo, lo haría una y mil veces más, sin pensarlo.

¿En qué momento dejás de pensar en la vuelta como una posibilidad?

Es trillado, pero uno siempre en esta carrera tiene miedo a que todo termine, uno no deja de pensarlo. Hoy no evaluaría volverme porque tengo a mi familia acá, mi casa y mi propio hogar, pero es una carrera bastante inestable. Hoy puedo decir que me armé un nombre y que no me ha faltado nunca trabajo, pero uno siempre tiene el miedo de decir “¿Hasta cuándo?”, y ese miedo me acompañó estos trece años que llevo acá. Pero la vida me ha demostrado que no sirve de nada tener miedo, que hay que preocuparse el día que realmente suceda. Se habló mucho en pandemia de reinventarse, de ir por otro lado, hacer otra cosa, y lo de hacer radio fue un proyecto de Aníbal Pachano pensando en formar algo personal y propio, para no tener que depender de un productor. Yo, en un año muy difícil, no paré de trabajar con mis redes sociales, desde casa. Yo quería ser contadora y la vida me trajo hasta acá. A veces hay que planificar, está bueno tener un objetivo, pero también la vida tiene cosas preparadas en las que hay que confiar. Creo mucho en el destino.

“Hoy puedo decir que me armé un nombre y que no me ha faltado nunca trabajo”.

¿Por qué estudiabas para ser contadora?

A mí me gusta mucho estudiar, en general. Hice tres años en Chaco, que está ahí nomás de Corrientes, y quise retomar el año pasado. Acá seguí estudiando y formándome: comedia musical, canto, baile. Cuando sos del interior vos podés soñar mil cosas, pero que se hagan realidad es algo muy lejano, por cuestiones lógicas. Yo no tenía las posibilidades económicas como para venirme a la capital y decir “Bueno, pruebo de qué se trata”. Sabía que tenía que llevar una vida tradicional, terminar el colegio, ir a la facultad, trabajar y formar una familia. Así es Corrientes, muy tradicional. Pero, a su vez, yo desde muy chica bailo y he hecho todo tipo de cosas relacionadas con esto: fui modelo, promotora, reina, todas esas cosas. Sabía que dedicarme a esto era muy difícil, así que no sé si era algo planeado. Pero, en el medio, pasó lo del Bailando y gracias a Dios se dio. Está bueno que uno persiga sus sueños, pero creo que las cosas se van a dar si se tienen que dar. Esto era lo que estaba destinado para mí.

A fines de 2019, su familia en Corrientes la vio con una panza de cuatro meses de embarazo. Nadie imaginó que el siguiente encuentro recién se daría con la bebé, Martina, ya con cinco meses de edad. La pandemia y las medidas de aislamiento y distanciamiento tuvieron un doble efecto en la maternidad de Virginia: le permitieron pasar mucho tiempo junto a su hija y su marido, y así fortalecer el núcleo familiar; y le impidieron compartir momentos junto con el resto de sus seres queridos.

En marzo sucedió todo esto y la bebé nació en mayo, cuando no había manera de viajar. Apenas se autorizó, con permisos nacionales y provinciales, agarramos el auto y viajamos manejando a mi provincia. La bebé, en una semana, tuvo que conocer a su abuela, su abuelo, a mi hermana y mi hermano que son mayores que yo, a sus primos, a mi abuela. Hicimos el viaje para matar mil pájaros de un tiro. En esos cinco meses tratamos de adaptarnos y aguantamos lo más que pudimos. Fue el primer viaje de la bebé, eran muchas horas, porque hasta Corrientes tenemos 1.200 kilómetros, pero bueno, al no saber qué iba a pasar con el país, nos hicimos el hisopado, pedimos los permisos, agarramos el auto y emprendimos viaje.

¿En qué sos experta?

En relacionarme, en la comunicación, en empatizar con el otro. Al menos, lo intento. Me gusta mucho saber del otro.

¿Estaban ansiosos por ese encuentro?

Sí, terrible. Aparte fue llegar a Corrientes con un protocolo súper estricto, controlar que tengamos todo en orden, casi que nos llevan a un hotel, que al final no tuvimos que ir, pero sí mantener los cuidados correspondientes y hacer toda una ceremonia al ver a todos, además de lo que era el encuentro de la familia en sí. Todos se quedaron con ganas, obvio. Fueron poquitos días. Después, en el día a día hay videollamadas, que hacen que también la bebé pueda comunicarse con el entorno. Es una nueva manera, la única que tiene, pero responde, así que está bueno. De alguna u otra forma, el otro se siente parte y la bebé también siente familiar el encuentro, aunque sea a través de una pantalla. Está bueno.

“La vida me ha demostrado que no sirve de nada tener miedo, que hay que preocuparse el día que realmente suceda”.

Hace un par de meses tuviste tu primer trabajo fuera de casa desde que nació, ¿cómo fue el proceso de dejarla?

En algún momento, uno tiene que volver a su vida normal. Mi bebé estaba veinticuatro horas conmigo, y yo la amamanto, aunque ya comenzó a comer un poco. Al comenzar con la radio tenía culpa por pensar que la dejaba sola. Aunque siempre estuvo su papá, conmigo es distinto: al primer llanto o molestia, le daba leche y listo. Pero en mi ausencia, con el padre se pudieron entretener y me han demostrado que sin mí sobreviven. Voy y vuelvo rápido, son pocas horas y tres días a la semana, pero sé que ella está tranquila y el padre también. Ha funcionado todo de maravillas.

Trabajás muchísimo con las redes, ¿cómo manejás la exposición de Martina?

La muestro cuando quiero y como quiero, no me molesta. Tuvo que ver con este año particular, en el que solo estábamos en casa y el único medio donde toda la gente te escribía y te comentaba eran las redes. Desde el día cero que estuve embarazada, tengo que agradecer en todos los aspectos a las marcas porque me han llenado de regalos, elogios, saludos para la bebé, en momentos tan duros económicamente para muchos en el país. En ese contacto, ese ida y vuelta que a mí me gusta con marcas, emprendedores y gente en sí, también te ponen los pies sobre la tierra para entender qué está pasando en el otro. Que te cuenten sus cosas. Como me acompañaron tanto con el embarazo, me pareció que está bueno mostrar algo. Primero, porque es mi vida; hoy es mi realidad, también. No sé si abusar de eso, pero no tengo ninguna contra con mostrarla. No sé si todo el día, pero no pasa nada con un momento, una foto, una historia. Me gusta y aparte me pasa que hoy estoy todo el día con ella, todo lo que hago lo hago con ella y va a suceder.

En el súper…

Soy muy buena buscando precios. Siempre me gustó ir al súper. Teniendo primero en cuenta mis gustos y la calidad del producto, suelo ir por lo más económico.

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