En el hogar familiar de los Etulain, en Adrogué, nadie había pisado un laboratorio. La ciencia pasaba por esa casa en formato de revista. “Mis papás compraban Muy interesante, y a mí me gustaba leerla. Cuando arranqué en la escuela secundaria me encantaba Biología, así que cuando tuve que anotarme en la facultad me decidí por eso”, cuenta Julia Etulain que, en apenas un manojo de años, se convirtió en licenciada en Ciencias Biológicas, doctora en el área de Hematología e investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Su proyecto: la optimización del plasma rico en plaquetas (PRP) para regenerar tejidos, algo que viene investigando hace diez años y que, si bien aún está en fase experimental, dentro de un tiempo podrá aplicarse en humanos para mejorar su calidad de vida. “Las plaquetas son células de la sangre, que está compuesta además por glóbulos blancos, glóbulos rojos y plasma, que es un líquido amarillento en el que ‘nadan’ las células. Se demostró que las plaquetas, además de su papel en la coagulación, tienen también una función en la regeneración de tejidos de todo tipo: muscular, tendinoso, óseo, entonces yo me dedico a estudiar el plasma y las plaquetas”, explica Julia.

Desde el laboratorio y junto al equipo que supervisa, proponen mejorar la capacidad regenerativa del PRP cambiando variables simples y económicas con el objetivo fi nal de mejorar estas terapias. “La mayor ventaja es que es un sistema muy económico: solo implica sacarse sangre, centrifugarla para separar las plaquetas y activarlas con un método sencillo para que liberen el contenido de moléculas que están almacenadas en su interior, las que son factores de crecimiento y permiten el desarrollo de los tejidos”, asegura esta joven apasionada.

Si bien el PRP se aplica hace 30 años, existen muchas controversias acerca de la efi cacia de estas terapias, que en parte se deben a la ausencia de protocolos estandarizados diseñados para optimizar la capacidad regenerativa de las plaquetas. La científi ca aclara: “Nuestra investigación podría contribuir a futuro a mejorar las técnicas de preparación y, por ende, obtener mejores resultados clínicos. Es fundamental mencionar que nosotros no lo aplicamos en los pacientes, lo que hacemos es experimental y llevará años en llegar a la clínica y a la gente”.

EL RECONOCIMIENTO

Si bien dice que jamás imaginó que iba a llegar tan alto, se viene preparando para este presente. Julia fue distinguida en la edición 2017 del Premio L’Oréal-UNESCO Por las Mujeres en la Ciencia. Es la primera vez que una argentina es premiada con la beca Rising Talents (Talentos Internacionales Emergentes).

El premio consistió en dinero para apoyar las investigaciones (fundamental en un científi co joven cuyo acceso a los subsidios es bastante limitado) y en una semana de estadía en París para participar en la Semana por las Mujeres en las Ciencias. Allí asistieron ganadoras de todo el mundo y, durante una semana, pudo acceder a diferentes capacitaciones y eventos.

“Fue realmente increíble, creo que el premio me abrió muchas puertas ya que me acercó a personas y sociedades a las que, de otra manera, me hubiese costado mucho más llegar. Creo que todavía estoy cosechando, es demasiado pronto como para saber hasta dónde puede llegar el impulso del premio, sin duda fue una inyección de estímulo muy grande y estaré siempre muy agradecida”, recuerda emocionada.

UNA CHICA NORMAL

Así se define Julia, una persona como cualquier otra que se levanta cada mañana para ir a trabajar, aunque cada vez que cuenta de qué trabaja, la gente la mira sorprendida. Es que esta joven de 34 años tiene una fuerza arrolladora y una curiosidad infinita.

Vive en Remedios de Escalada (zona sur del conurbano bonaerense) con su novio y por ahora todos sus proyectos apuntan a la investigación. “Le dedico bastante tiempo al trabajo. Me levanto a las 6 de la mañana y suelo regresar a las 19 o 20 horas a mi casa. No tengo hijos y entiendo que, al menos al principio, tendré que renunciar a algunas horas de trabajo si es que elijo ser madre”. Y continúa: “Llevo una vida tranquila, bastante poco sociable en la semana porque ¡necesito dormir! y comparto bastante tiempo con familia y amigos los sábados y domingos”.

Sobre los sueños y los proyectos, Julia jamás se pone trabas y va por más: “Realmente no sé si soñaba con todo esto, sabía que quería ser científica pero no necesariamente investigadora de CONICET. A veces los sueños se van construyendo en la marcha, lo cual no los hace menos importantes”.

¿EN QUÉ CASO SE USA EL PRP?

“Se está investigando su eficacia en el tratamiento del pie diabético, que presenta heridas que tardan muchísimo en cicatrizar, con el consiguiente riesgo de infecciones e incluso, esas heridas pueden terminar en amputación. El PRP está demostrando ir muy bien encaminado para estos casos. También en quemaduras y en lesiones deportivas. Depende el caso y para qué se utilice, en una herida superficial, se hacen aplicaciones tópicas. Pero si lo que se quiere regenerar es un hueso, por ejemplo, se inyecta”, explica la científica.