Durante enero y febrero hay que estar más atentos a los cambios de comportamiento en las mascotas. Así como las personas experimentamos las consecuencias del calor, también los animales pueden llegar a deshidratarse. Por ello, necesitan ciertos cuidados que garanticen su bienestar físico; aunque esto implique alterar su rutina diaria y modificar los horarios familiares.
¿Qué hay que tener en cuenta?
Los perros y los gatos no están exentos de sufrir golpes de calor, que se producen cuando la temperatura del cuerpo aumenta en forma muy brusca y el organismo no alcanza a adaptarse. De hecho, la veterinaria Marcela Fabiana Rodiño Cuidar a las mascotas en el verano explica que estos animales son más propensos a padecerlo. “Su nombre común es hipertermia, y los síntomas más notorios son los jadeos, el aumento del ritmo cardíaco, tambaleos, temblores musculares y vómitos”, refiere la especialista. Detalla que, en estos casos, la temperatura puede llegar a 42° e incluso más, cuando lo común en un perro es de 37,5° a 38,5°, y en un gato, de 37 a 38,5°.
Durante el verano, las mascotas manifiestan su malestar con modificaciones en su conducta, como cambios en la alimentación o una negativa a completar el paseo diario. También se debe observar si la piel, la nariz y la lengua están más secas que de costumbre. Aunque a simple vista puede parecer que su pelaje les da más calor, lo cierto es que ellos no exudan como las personas. Por el contrario, al pelarlos, se expone al cuerpo a que lo afecten más los rayos solares. “Los perros tienen dos a tres capas de pelo que actúan como un protector, haciendo un colchón de aire en verano y en invierno con el efecto de aislante mientras está seco. Por eso, cambian su pelaje en otoño y en primavera”, detalla Gabriel Martín, director de la escuela de adiestramiento Manada Feliz.
Por instinto, cuando hace calor, los animales suelen buscar lugares de reparo donde haya sombra, ya sea al aire libre o en el hogar. “El tema con los perros es que, por diversas razones, los sacan a pasear como si la temperatura no tuviera importancia”, analiza Martín, y detalla: “El humano, con hidratarse, puede regular el cambio de temperatura transpirando, mientras que el animal solamente logra ventilar el exceso de temperatura jadeando, ya que el corazón bombea sangre hacia la boca a una gran velocidad para que allí se enfríe”.
Cuidados recomendados
Para evitar que los animales lleguen a un estado de deshidratación, lo principal es permitirles estar en un ambiente ventilado y brindarles siempre agua limpia y fresca. También se aconseja no dejarlos en balcones ni patios sin sombra, e incluso es recomendable mojar a los perros para que se refresquen.
Durante los días soleados, se sugiere que realicen poca actividad física y no exigirlos con juegos que les demanden mucho movimiento, salvo que estén combinados con el agua (pileta, río, laguna, mar), y que tengan un lugar alternativo de reparo, además de evaluar su nivel de energía. “Si no quiere jugar, hay que respetarlo y ante cualquier signo de inconsciencia, llevarlo urgente al veterinario”, explica Martín.
El entrenador pone, a su vez, el acento en buscar el momento ideal para sacar a pasear al perro, y recomienda hacerlo cuando el sol no está en su mayor incidencia sobre el suelo, antes de las 11 o después de las 18 horas. Hay que evitar exponerlos en el horario del mediodía, sobre todo en lugares donde hay mucho cemento. “Aparte, debemos proteger sus almohadillas de quemaduras, tocando el suelo antes de salir con el reverso de la mano. Si nos quema, seguro que a ellos también”, explica.
Sobre los traslados
A la hora de emprender un viaje con la mascota, hay que tener en cuenta el lugar que ocupará en el vehículo. El veterinario Lucas Costa recomienda “usar una caja de transporte de tamaño adecuado o un arnés apto para sujeción con cinturón de seguridad, proteger del sol directo, ofrecer agua fresca y realizar paradas cada 60 o 90 minutos”. También manifi esta que hay que evitar paseos en las horas más calurosas del día.
Es importante, asimismo, no dejarlos encerrados en un auto. “Bastan solo 15 minutos o menos para que ellos experimenten consecuencias. En caso de trasladar perros braquicéfalos (con problemas respiratorios, como los pug, bulldog francés, bulldog inglés), los recaudos deben ser mayores”, detalla Rodiño. La médica explica que el verano es también la época en la que proliferan los insectos. “Con el calor ‒dice‒ comienza la mayor actividad de los parásitos, por eso recomendamos fervientemente desparasitar a las mascotas para prevenir este mal”. Sin dudas, cuidado y prevención constituyen el combo perfecto para que también los animales disfruten del verano.