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Por Lorena Guarino*

Cada vez son más las personas que buscan vivir de una manera más simple.

Por Lorena Guarino*

Cómo ser parte de una economía minimalista

Cada vez son más las personas que buscan vivir de una manera más simple.

El minimalismo ya no es una moda que solo se traslada a la decoración o a nuestra forma de vestir. Acorde avanza el consumismo y se apodera de nuestros deseos de “tener” para de esa manera “ser” o “parecer”, cada vez son más las personas en todo el mundo que buscan nadar contra la corriente y vivir de una manera más simple.

Esto no quiere decir simplemente dejar de consumir, sino hacerlo de una manera consciente, eficiente y sustentable; lo cual se puede trasladar a todos los aspectos de nuestra cotidianeidad, y por qué no a nuestras finanzas, a nuestras compras y también a nuestra alimentación.

Quienes adoptan este estilo de vida sostienen que “no se es más rico por tener más, sino por necesitar menos”. Y sin dudas, esta pandemia dejó al descubierto que algunas necesidades no eran tales, y que muchos estábamos presos en el día a día de creer lo contrario.

Pero aún estamos a tiempo de hacer un cambio radical y ser más minimalistas, y así experimentar el efecto que esto puede generar en nuestra economía.

Lo principal es comenzar a simplificar nuestros gastos. Para ello, es necesario saber y racionalizar que solo podemos comprar aquellas cosas que realmente podemos pagar. Así, evitaremos tentarnos con el televisor o el smartphone último modelo y endeudarnos por varios meses. Aunque desprenderse de esa mentalidad procompra es difícil, en muchos casos puede significar el ahorro de muchos pesos y estrés, a la vez que implica hacer gastos más eficientes.

Está bien aprovechar las ofertas y hacer un stockeo, siempre y cuando se trate de productos que sepamos que vamos a consumir y que nos estén generando un ahorro futuro. Lo más recomendable es aprovechar las promociones, pero ser inteligentes y elegir las que más se adapten a nuestras necesidades.

En la visita al supermercado, asegurarse de comprar solo aquello que se sabe que será consumido en menos de una semana y optar por aquellos productos que perduren un poco más para que no se desperdicien.

Cocinar en casa es una opción para acabar con los gastos vampiro que generan los delivery y las apps de comida. Si bien se trata de servicios muy cómodos y que nos pueden sacar de apuro, también pueden abultar considerablemente nuestro presupuesto. Lo mismo ocurre con los gastos hormiga que realizamos cuando estamos en la calle y consumimos alimentos al paso. Lo ideal es retornar a la cocina casera.

Otro de los trucos es comprar productos de calidad, ya sea indumentaria o artículos de belleza y limpieza; la durabilidad, el rendimiento y los resultados bien merecen el gasto.

Por todo esto, podemos ver que el minimalismo no solo se trata de un modo de vida, sino también de la responsabilidad que tomamos sobre nuestras finanzas y consumos.

Así como a nadie le gusta vivir una vida de desorden y caos, tomar el control de nuestra economía nos dará el mismo placer que cuando lo hacemos en otros aspectos de la vida. Para ello, y como siempre decimos, anotar cada gasto y crear prioridades en la manera de consumir nos va a permitir asumir un verdadero minimalismo financiero.

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