Como una ráfaga y casi sin darnos cuenta, se nos fue la primera mitad del año, y así, para los que trabajan en relación de dependencia, llegó el esperado momento de cobrar el medio aguinaldo.
Muchas son las expectativas y los deseos volcados sobre ese esperado plus salarial; tantas, que es posible que ese dinero se nos esfume de las manos en cuestión de pocos días debido a nuestra ansiedad.
Por ello, es necesario ser pacientes y evaluar a conciencia qué haremos con este dinero. Invertir de manera inteligente el medio aguinaldo nos permitirá estar económicamente más holgadas a mediano y corto plazo. Para ello, es necesario seguir algunas sugerencias:
Separar el medio aguinaldo de nuestro salario mensual, para así aislarlo de los gastos comunes.
Dividirlo en tres ítems: pago de deudas, consumo y ahorro. De esta manera, estiraremos nuestro dinero al máximo, de la manera más eficaz y consciente.
Otra opción de ahorro es comprar en el supermercado y guardar productos no perecederos, de limpieza y cuidado personal. De este modo preveremos algunos gastos futuros y contribuiremos a que sean menores en los meses posteriores.
Evitar gastos innecesarios, pero –si la tentación por darnos algún gusto es grande y no podemos resistirnos– comparemos precios en distintos comercios de modo tal de no estar gastando de más, sin dejar de consentirnos.
Sí hay alguna deuda (tarjetas de crédito, préstamos, etc.) que tengamos en nuestro “debe” por más de dos meses, evaluar saldarla con el medio aguinaldo. De esta manera, y aunque parezca que nuestro dinero desaparecerá en cuestión de segundos, ganaremos un extra los próximos meses, cuando no tengamos que hacernos cargo de este pendiente.
Considerar el ahorro de, al menos, un 10 por ciento del medio aguinaldo para sumarlo a esa parte del presupuesto que apartamos para imprevistos o bien para otros propósitos, como pueden ser las vacaciones, o algún gasto mayor, como cambiar el auto, hacer una reforma en el hogar, o para las vacaciones de verano.
Elaborar un presupuesto para tener un control del dinero y establecer un límite en las compras.
Es recomendable dejar de lado la emoción y pensar en frío, para que podamos disfrutar de esta compensación y que no se nos diluya sin saber en qué la gastamos.