No había nada que a Mariana Kexler la uniera a La Plata cuando en abril de 2013 esa ciudad quedó bajo el agua; sin embargo, con esas inundaciones algo se desbordó en ella. “Me angustió mucho la situación, eso le iba a cambiar la vida a un montón de gente. Lo que no me imaginaba es que también sería un antes y un después en la mía”. En aquel entonces, era docente, tenía una escuela de comedia musical para chicos y a Iñaki, su bebé de un año (hoy, de 7). Se sentó frente a la computadora y posteó un mensaje claro en Facebook: quien quisiera ayudar, le podía avisar por dónde pasar a buscar las donaciones y ella iría a retirarlas en su auto para después entregarlas en los puntos de recolección que se habían anunciado públicamente. “Fue una respuesta impulsiva y genuina a lo que me estaba movilizando. Debo de haber pasado por unos noventa lugares”. Como muchos le confesaban que si ella no se hubiera acercado, ellos no habrían sabido qué hacer con las cosas, para Mariana fue claro que había un torrente solidario desperdiciado; muchos querían ser útiles pero no sabían cómo y entonces no hacían nada. Llegó a la conclusión de que si el país se movilizaba ante la urgencia de una catástrofe natural era porque implicaba un proyecto concreto, que tenía un principio y un final y que podía realizarse sin sacrificio, a corto plazo. Esas son las claves con las que le dio forma a la asociación Desde tu lugar, mediante la cual propone trabajar proyectos acotados en el tiempo y los objetivos, que impactan y transforman la realidad y que implican una acción medible. “En mayo de 2013, busqué un club donde poder hacer la primera reunión, a ellos les encantó la idea y, ‘desde su lugar’, cooperaron prestándonos las instalaciones. Vinieron unas sesenta personas, y de ahí salieron los primeros coordinadores y armamos una base de datos con los contactos de quienes estaban dispuestos a colaborar. Nuestra premisa fue que cada proyecto debía responder a una necesidad puntual”. Desde entonces, Mariana está dedicada plenamente a Desde tu lugar, es además mamá de Joaquina (3) y ya realizó 211 proyectos que mejoraron las condiciones de vida de 33.754 personas, que fueron ayudadas por 24.102.

Organizar las ganas

Desde la asociación, hacen un relevamiento en barrios vulnerables a lo largo del país, trabajan con asistentes sociales y organizaciones locales a las que les consultan sobre las necesidades reales de esas comunidades. Desde armar mochilas antifrío en invierno para gente en situación de calle hasta juntar el dinero para instalar una cisterna de 16 mil litros de agua en el paraje La Virtud, de Santiago del Estero. En cinco días lograron que 200 habitantes del lugar, más los de las localidades aledañas, dejaran de tener que caminar cinco kilómetros de ida y cinco de vuelta para buscar agua. Una de las acciones que este año se repetirá por tercera vez es el almuerzo de Navidad para 150 hombres en situación de calle que asisten a la organización “Calles que no callan”, en Martínez. Además de rica comida, hay shows de magia y bandas musicales. “Unos se comprometen a traer el pan, otros se ofrecen como mozos o parrilleros, otros suman sus números artísticos. Cada uno, desde su lugar, permite que esos hombres celebren la Navidad. Es muy emocionante lo que les pasa a ellos y también a quienes se suman a la gesta. El año pasado, cuando el mago terminó su show, se emocionó mucho y nos dijo que esto le cambiaba también a él la Navidad. Y es absolutamente así de transformador para todos los que nos involucramos”.

El objetivo de Desde tu lugar es cambiar el paradigma de la labor solidaria. “Todos queremos ser solidarios y podemos dar desde nuestro lugar, sin heroísmos ni esfuerzos sobrehumanos”. También trabajan asesorando a las empresas que quieren hacer un plan de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), para que puedan maximizar el impacto de su acción, lo que a su vez permite financiar la estructura de la asociación; y dan charlas en las escuelas a niños y padres, confiando en la educación para una cultura solidaria de las nuevas generaciones. “Nos importa mucho despertar la responsabilidad social no desde la culpa, sino desde la alegría, la esperanza y la acción misma. Si uno se queda pensando, no hace nada. Hay que encontrar cada uno el lugar que le sea posible y fácil para sumar el grano de arena. Yo creo desde el fondo de mi corazón que podemos vivir en un mundo mejor si todos nos involucramos y que todos estamos dispuestos a tender la mano y trabajar por una sociedad más justa”. La pregunta está lanzada: ¿cuál es tu lugar transformador?.