La salud bucal es también parte del estado de bienestar de nuestro cuerpo. Aunque los avances en diagnóstico y tratamiento de la boca son cada vez más sofisticados y, sobre todo, menos invasivos y dolorosos, algunas personas siguen dejando para más adelante la visita al odontólogo.
Las consultas preventivas son fundamentales, porque implican un anticipo de la enfermedad. “Aproximadamente entre los 2 y 3 años el niño tiene la dentición temporaria completa en la boca. Es una excelente oportunidad para su primera visita al odontólogo, y de esa manera familiarizarse con el ámbito profesional, y aplicar un plan de tratamiento preventivo, las aplicaciones de fluoruros y la enseñanza de técnica de higiene dental. Esto es el principio. Después, de acuerdo con el grado de salud y/o patología existente en la cavidad bucal, el profesional determinará si los controles periódicos serán semestrales o trimestrales, en todas las edades”, indica Pablo Miranda, odontólogo de la Asociación Odontológica Argentina.
Estas visitas son imprescindibles, ya que además existen ciertas patologías, como caries y la enfermedad periodontal, que la mirada profesional puede detectar precozmente y que los pacientes desconocen porque se transitan sin dolor. Por eso, lo ideal es no esperar un síntoma, sino asistir a los controles periódicos. Pero ante cualquier indicio doloroso o sangrado de encías se debe acudir inmediatamente.
En los chicos, las consultas son necesarias no solo para control y aplicación de medidas preventivas, sino también para la enseñanza de la higiene bucal y topicación con flúor. “Lo ideal es ir cuando aún no hay sintomatología, pero si no fue así, no se puede dejar de acudir a la consulta ante un dolor, un tejido que sangre o se hinche, una lastimadura que no cicatrice, un diente que se rompe, se golpee o avulsione (es decir, que se salga por algún traumatismo sufrido). En estos casos, la consulta tiene que ser en el momento. Si se puede, con el pedacito de diente que se haya fracturado y o el diente que se salió”, aconseja Laura Werner, jefa del servicio de Estomatología del Hospital Alemán.
Otro aspecto importante de las visitas preventivas es que en ellas los profesionales suelen indicar la importancia de seguir un patrón nutricional para el desarrollo dental adecuado y evitar el potencial cariogénico que tienen algunos alimentos (como los dulces).
Un hábito imprescindible
“¿Te lavaste los dientes?” es la pregunta que todos los días escuchan la mayoría de los chicos. Es que, si se desean prevenir molestias y enfermedades, el cepillado de dientes debe convertirse en una rutina diaria que se cumpla al levantarse, antes de acostarse y después de cada comida.
Cepillarse los dientes inmediatamente después de comer es primordial, ya que es la única forma de eliminar la placa bacteriana que, si no se remueve, deteriora la superficie dental. Estas bacterias se encuentran constantemente en la boca, pero su acción nociva ocurre luego de consumir alimentos, ya que se nutren de ellos y, al hacerlo, generan ácidos que desgastan el esmalte.
¿Cuál es el éxito del cepillado? Analía Cucchi, coordinadora de la carrera de Odontología de la Universidad Maimónides, responde: “No existe una receta magistral. El odontólogo y el paciente deben acordar cuál será la mejor manera de hacerlo para cada caso en particular. Fundamentalmente, el éxito está dado por la técnica y el cepillo indicado. Aunque la pasta dental aporta el flúor diario, el cepillado es lo prioritario”.
Un aspecto a tener en cuenta es reemplazar el cepillo de dientes cuando están desgastadas las cerdas, cada dos o tres meses. En general, las cerdas más adecuadas son las suaves, porque no dañan el esmalte dental. El tamaño debe ser acorde con la persona que lo usa, un chico no puede utilizar el mismo que un adulto. “Por lo general, los odontólogos recomendamos usar un cepillo con cerdas suaves o extrasuaves con un cabezal pequeño, que ocupe el ancho de dos piezas dentales, aproximadamente. La indicación de pastas dentales correrá por cuenta del profesional; en general, las pastas fluoradas son un medio muy eficaz de control y prevención de la caries dental; pero dependerá del tipo y grado de patología del paciente: para la enfermedad periodontal, se suelen indicar pastas dentales a base de clorhexidina”, afirma Miranda. Lo fundamental es que, sea cual sea el modelo o la marca elegida, el cepillo garantice una limpieza total, cómoda y, sobre todo, efectiva.
Cuidados descuidados
Los especialistas aseguran que, con respecto a las piezas dentarias, los cuidados que más se dejan de lado son los relativos a la ingesta de dulces (bebidas o comidas) y al cepillado dental. Pero también se postergan consultas por heridas que no cicatrizan, prótesis o dientes que lastiman, o por crecimientos de tejidos que deben controlarse para, por ejemplo, prevenir el cáncer bucal.
Muchos pacientes aseguran además que los tratamientos odontológicos suelen ser muy caros y que obras sociales y prepagas apenas cubren los procedimientos más sencillos, como la limpieza bucal. Por eso es importante saber que existen lugares que ofrecen atención de calidad y bajos costos. La Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) cuenta con un servicio odontológico gratuito que funciona las 24 horas de todos los días del año y atiende hasta 300 personas por jornada. Las universidades privadas Maimónides y Kennedy también brindan atención odontológica abierta a la comunidad y con aranceles accesibles. Cuidar dientes y encías no solo es una cuestión estética, sino el reflejo de un cuerpo sano.
La importancia del hilo y el enjuague bucal
En estas prácticas de higiene, ¿qué importancia tiene el uso del hilo dental? Miranda responde que “el cepillo dental limpia las superficies lisas y masticantes de las piezas dentarias, pero no las superficies interdentales. Para esto, existen diferentes elementos, el más usado es el hilo dental”.
La limpieza efectiva de la cavidad bucal siempre será cepillado más elemento interdental.
Por otra parte, el barrido de bacterias en boca es mecánico, por eso los enjuagatorios tienen casi todos algún fluoruro-preventivo de caries y un antiséptico. Deben ser usados después del cepillado, ya que de por sí son incapaces de eliminar bacterias. Son efectivos cuando actúan sobre el diente libre de placa y depositan una película de fluoruro que protege a la pieza dentaria por algunas horas.