En armonía

Muchas parejas recurren a la ayuda profesional cuando no pueden resolver por su cuenta algún conflicto.

Terapia de pareja: ¿ayuda o no?

Muchas parejas recurren a la ayuda profesional cuando no pueden resolver por su cuenta algún conflicto.

Todos sabemos que las relaciones no son fáciles y que deben construirse a diario. Muchas veces, la rutina, los roces de la convivencia, la crianza de los hijos, los problemas económicos, la falta de espacios o intimidad, entre otras cosas, nos juegan en contra y generan falta de comunicación, desacuerdos, frustración, decepción y distanciamiento que, a la larga –y si no se resuelven a tiempo– terminan desgastando el vínculo. La terapia de pareja es, por tanto, un recurso –cada vez más utilizado en la actualidad–, ya sea para recuperar aquello que algún día “se perdió”, o bien para aceptar y afrontar de la mejor manera posible que todo ha terminado. “Este tipo de terapia es un espacio para que la pareja pueda destrabar algún conflicto y aprender a escucharse de una manera en que no lo hace en su vida cotidiana”, explica el licenciado Mauricio Strugo, quien propone que, en cada sesión, se repiense la manera en que nos vinculamos con el otro y buscar nuevas alternativas.

mujer abrazada a su pareja sonriente

Ahora bien, ¿qué hay de cierto con ese mito que asegura que, en vez de solucionar los problemas, la terapia de pareja termina de hacer estallar la relación? Según el psicólogo, mucha gente tiene la costumbre de guardar bajo la alfombra los conflictos, y así evita ocuparse de ellos. El hecho de no solucionarlos va alimentando un malestar que, en algún momento, explota. Encontrarse en una psicoterapia es un desafío, ya que implica exponer nuestra intimidad y resaltar aquello que no está funcionando bien; lo cual inevitablemente generará enojos.

Sin embargo, si hay amor y compromiso, todo se supera. “No es fácil sentarse y poner sobre el tapete cosas que el otro no registra o sobre las que no está ni enterado. Tampoco es grato escuchar lo que tiene tu pareja para decir, pero a la larga sirve”, confiesa Verónica, una de nuestras lectoras, que tras seis años de matrimonio, decidió buscar ayuda profesional. Mientras que algunos acuden a la terapia cuando empiezan a notar indicios de que algo no está yendo como esperaban, la mayoría recurre cuando la relación está más que desgastada.

 ¿Cuándo la necesitamos?

Según el especialista en vínculos, no hay que esperar a que esté todo lastimado. Cuando hay algún conflicto, si la pareja está trabada en la comunicación y discute más de lo habitual, no encuentra una solución a sus problemas o empiezan a aparecer síntomas agresivos entre ellos porque no están pudiendo expresarse verbalmente, es hora de pedir ayuda. “En la primera sesión, cuando la terapeuta nos preguntó para qué íbamos, yo dije: ‘a separarnos’. Mi marido, que hasta el momento no quería saber nada con hacer terapia, se sorprendió de mi seguridad. Finalmente, la terapia fue un espacio de escucha mutua porque en nuestra casa no podíamos hacerlo, todo terminaba en gritos y peleas. En cambio, ahí y con una mediadora, no quedó otra que escucharse y hacerse cargo de la parte que le tocaba a cada uno”, cuenta Paola (39), que, gracias a esta posibilidad, pudo salvar una relación de once años.

La búsqueda de una tercera persona como “mediadora” parece ser el común denominador en todos los casos. Tras un año de tratamiento con el padre de su hijo, Verónica (48) confiesa que la presencia de alguien neutral los ayudó a ver las cosas desde otro punto de vista porque “no lográbamos ponernos de acuerdo en ciertas cosas y ya se tornaba imposible la convivencia”.

Las claves del proceso

¿Cómo funciona la terapia de pareja? En primer lugar, el psicólogo realizará, a partir de una entrevista, una evaluación para conocer cuáles son los problemas existentes y los objetivos a alcanzar. En base a eso, determinará la modalidad de trabajo y la cantidad de encuentros necesarios para lograrlo. Si bien hay distintas teorías psicológicas para abordar a los pacientes, una de las más comunes es la psicoterapia gestáltica, de acuerdo con la cual se aborda a la pareja desde el aquí y ahora. “Es importante ver la corporalidad, no solo lo que dicen de manera racional, sino lo que hacen y lo que sienten. Verlos como un vínculo (y no como dos personas individuales), prestando atención a cómo se relacionan, se miran y se hablan”, advierte el sexólogo Strugo; quien, a su vez, recurre a ejercicios vivenciales como alguna visualización o actividad durante la sesión como parte del tratamiento. En este espacio será necesario trabajar el diálogo frente al monólogo. Empatizar con el otro, escucharlo e intentar ponerse en sus zapatos. Cuando las parejas aprenden a abordar el conflicto de manera diferente, crecen, se hacen más fuertes y se vuelven a elegir para continuar con el vínculo.

pareja haciendo terapia

Es importante aclarar que este tipo de terapia no solo sirve para recuperar la relación, sino también (en caso de que la situación sea irremontable) para tener una ruptura lo menos conflictiva y dolorosa posible. De modo que, más allá del resultado, el objetivo principal es que la pareja se comunique y que cada uno resuelva lo que quiera resolver para sentirse mejor consigo mismo y con el otro. “Cuando recurrí a la terapia de pareja, lo único que buscaba era ayuda. En el caso de seguir juntos, para aprender a relacionarnos de otra forma y entendernos. En el caso de separarnos, para que nos ayude a hacerlo de una manera adulta y en buenos términos, ya que tenemos una hija de seis años. Sea para lo que fuere, sabía que iba a ser positivo”, reflexiona Paola, otra de nuestras lectoras que, luego de diez encuentros, pudo revertir su situación. En cuanto a cómo fue el proceso, expresó: “Pusimos en práctica los cambios sugeridos y eso nos sirvió mucho. Nos ayudó a escucharnos y a expresarnos. A él (que hasta el momento no creía en las terapias) lo cambió por completo, y a mí me ayudó a bajar un cambio y a reenamorarme de nuevo. Se me fue el enojo, lo volví a ver a él.

Para mejorar la relación

pareja abrazandose

• Mirarse más: es algo que no hacemos cuando hablamos o discutimos, y es clave para que un encuentro sea más respetuoso y con más conciencia del otro.

• Hablar de lo que sienten: antes de manifestar lo que a uno le molesta del otro, es importante compartir la emoción que eso nos genera. Es un modo de que no lo tome como un ataque.

• Escucharse más: antes de responder, tomate al menos un minuto de tiempo. Meditar sobre lo que el otro nos está diciendo es fundamental.

• Buscar espacios para la pareja: salir de la rutina, programar salidas y encuentros íntimos ayudará a renovar el vínculo.

Tipos de terapia

Existen varios enfoques a la hora de hacer terapia de pareja. Lo ideal es que el psicólogo utilice la adecuada, según la problemática y el tipo de pacientes.

Terapia cognitivo-conductual: enseña modos efectivos de comunicarse, de resolver problemas y de actuar, sobre todo cuando la racionalidad influye en las emociones.

Terapia integral: combina técnicas de la terapia cognitiva con nuevas estrategias para fomentar la aceptación. Ayuda a tener mayor conocimiento de las emociones del otro, ya que considera que las personas tienen una reacción emocional a las diversas conductas de su pareja.

Terapia focalizada en las emociones: procede de la teoría del apego y busca mejorar el vínculo a partir de la expresión emocional y la superación de sentimientos negativos como críticas, ira y resentimiento.

La Línea 144 brinda atención telefónica especializada a mujeres víctimas de violencia de género durante las 24 horas, los 365 días del año. Es anónima, gratuita y para todo el país.

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