Pasar de la relación de dependencia a la autogestión puede ser una transición caótica si uno no comienza desde el primer momento con todo ordenado. En particular, porque muchos ítems que antes dependían del empleador ahora pasarán a ser responsabilidad propia, como pagar los impuestos que reemplazan a las cargas sociales, la obra social y otros rubros de los que alguien se ocupa mientras estás empleado. Por suerte, hoy la tecnología está de nuestro lado y ofrece desde aplicaciones para organizar nuestras finanzas hasta encuentros online que permiten aprender de los errores propios y también de los ajenos.
Lejos de la tan escuchada frase de «Ahora aprovecho mejor mis tiempos, yo decido mi agenda«, ser autónomos no implica que todos los días decidiremos qué queremos hacer. Uno de los errores más importantes que hay que evitar es atrasarse en entregas (no importa lo que se haga, desde redacción de textos hasta tortas), lo que puede ser muy frecuente si hay desorganización. A veces no es mala voluntad, sino la costumbre de dejar todo para último momento. Para que esto no suceda, es ideal contar con un cronograma en el que se puedan ir anotando las fases del proceso que deberán ser respetadas para llegar siempre a tiempo. Para no fallar, además de la clásica libreta, existen aplicaciones que cumplen la misma función y agregan alarmas para no olvidarnos de vencimientos, e incluso para no saltear pasos en los procesos productivos.
Por supuesto, es necesario que la organización se amplíe a todas las etapas de la fabricación o creación, en particular para el manejo de los clientes, por eso se debe ser muy cuidadoso con los estados de las facturas que emitimos o debemos emitir. Es normal que, acostumbrados a recibir el sueldo del 1 al 5 de cada mes, en los primeros tiempos no sepamos qué ya cobramos, qué falta cobrar aún. Tener una planilla –cada quien sabrá el soporte que mejor se adapte a su estilo– con los diferentes estados de las cuentas para tener en claro, entre otros detalles, cuándo reclamar si hiciera falta.
A esto se suma una nueva complejidad. Al no cobrar todos nuestros ingresos juntos, muchas veces es necesario planificar para ir cumpliendo con las obligaciones (¡Los servicios son indispensables para poder seguir trabajando!) y, al mismo tiempo, no quedarnos sin efectivo en el bolsillo para desenvolvernos en la vida cotidiana.
“Ser autónomos implica tener parte de la mirada en el presente y otra en el futuro. Para esto, no hay que abandonar los contactos y crear nuevos”.
Por último, aunque en realidad es el factor que pone la rueda a girar, siempre hay que apartar un espacio en la agenda para salir a buscar nuevos clientes. Ser autónomos implica tener parte de la mirada en el presente y otra en el futuro. Para esto, no hay que abandonar los contactos, aunque parezcan superficiales. Muchas veces, ir a reuniones que parecen poco productivas puede ofrecer una buena oportunidad laboral en el corto o en el largo plazo.
Otro espacio a explorar cuando se trabaja de modo independiente son los lugares donde se comparten oficinas. ¿Por qué los recomendamos? Porque allí es posible hacer sinergia con profesionales que están en las mismas condiciones, aprender de los intercambios, incluso de los informales, esos que se producen mientras uno se sirve un café. Además, si tu proyecto implica tener que mostrar cierta formalidad corporativa, este es un modo de generar ahorros en comparación con alquilar una oficina. Otra opción, si se dispone del lugar, es crear una oficina dentro de la casa, que idealmente debería tener una entrada propia, para que las esferas personal y laboral puedan coexistir pero no mezclarse.
Parece mucho, puede sonar abrumador, pero la clave es la organización. De su mano podremos emprender jornadas que, incluso, nos permitan ejercitar y hasta ver una serie.