Teresa Regina Quintana es abogada y especialista en derecho de familia y de menores. Formó el equipo Abogados Amigos de los Niños, que trabaja en el Colegio Público de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. Un compromiso mayor con los más chicos.
Teresa Regina Quintana tiene una fuerza imparable. Se recibió de abogada y dos años más tarde tuvo a su primer hijo. Nueve meses después fue nuevamente madre (¡sí, nueve meses después!) pero esta vez de mellizos. Ella bromea con que terminó criando “casi trillizos” y, como si esa demanda y responsabilidad no fueran suficientes, mientras sus chicos crecían, Teresa hizo el doctorado.
Hace quince años, con cuarenta de profesión, corrió su propio horizonte y fue por más: logró el aval del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal y creó el Registro de Abogados “Amigos de los Niños”, con el objetivo de garantizar que los menores de edad sean tomados como sujetos de derecho y tengan el patrocinio directo de un profesional especializado en niñez y adolescencia para asistirlos jurídicamente ante conflictos civiles o penales. Acción y pasión por abrazar la infancia.
A LO IMPORTANTE
En 1990 nació la Convención sobre los Derechos del Niño y Teresa sintió un llamado a acercarse a la temática. Ese tratado internacional adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas reconoce los derechos humanos de todos los niños, niñas y adolescentes y establece que los Estados que lo suscriban deben asegurar que los menores de edad gocen de sus derechos sin distinción de raza, color, idioma, nacimiento o cualquier otra condición del menor, de sus padres o de sus representantes legales. Argentina ratificó la Convención en 1990, y en 1994 le otorgó rango constitucional. Si antes de la Convención los chicos eran para la justicia un objeto sobre el que se tomaban decisiones sin consultarlos, después de este hito, darles voz a las chicas y chicos no se trata de la buena o mala voluntad de alguien sino de derechos adquiridos, y uno de ellos es a ser escuchados y que su palabra sea tomada en cuenta. Con ese telón de fondo, Teresa empezó armando capacitaciones para quienes quisieran trabajar en la defensa de los chicos. “Nos pasamos un año haciendo cursos con excelentes profesionales, tanto en derecho civil como en penal y formé este equipo seleccionando a la gente más valiosa. Fuimos trabajando y conseguimos que el colegio hiciera un convenio con el Consejo del Niño en la Ciudad de Buenos Aires”.
En base a toda su experiencia y conocimiento, además publicó el libro Los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. Su orgullo es que, tal como le reconoció alguna vez un camarista, ese texto sea útil para que los jueces dicten sentencia en casos en los que hay que resolver temas que involucran a los chicos. “Cuando se trata de niños y adolescentes, no se les da la debida importancia. Todavía hoy, uno ve muchas arbitrariedades y desconocimiento en la justicia sobre estos temas. Por eso es tan importante que el libro sirva como material de consulta”.
CODO A CODO
Teresa considera que no es casual que en el equipo todas sean mujeres, abogadas y psicólogas: “Nosotras no cobramos un sueldo y dedicamos muchas horas, y eso a los varones no les convence. El consejo nos da una suma que es ínfima y con la que no se llegan a cubrir los viáticos. Así que el trabajo es muy arduo”. En medio de los obstáculos, ¿qué hace que ella siga adelante? “Es ese poquito que podemos sacar adelante, donde podemos intervenir y que sale bien. La energía viene de cada nene, nena y adolescente a quienes podemos llegar a facilitarle la vida y lograr que se sientan escuchados y respetados. Salvar a un chico y mejorar su calidad de vida hace que todo valga la pena. Nosotras los recibimos en el Colegio Público de Abogados; en medio de la pandemia nos manejamos por videollamada, y lo primero que hacemos es darles nuestro celular para que nos llamen cuando necesiten; nos ponemos a total disposición. Además, trabajamos de a dos, para que, al escuchar, cada una consiga tener una mirada más amplia y cabal del caso. Cuando los chicos ven el trato y cómo les explicamos sus derechos y los escuchamos, lo agradecen mucho”. Los casos más frecuentes que llegan a sus manos son de hijos de parejas con divorcios conflictivos, chicos abandonados o que sufren violencia en sus distintas formas. “El abogado del niño escucha al menor y si él tiene internalizado algo que va en su contra, se lo explica y desde ahí trabaja con él. Es una labor paciente y muy amorosa la que tenemos que hacer”. Además de todo, Teresa también es abuela de cuatro varones de entre 20 y 9 años, y de una nena de 7. “O tenés cariño por los niños o no podés hacer este trabajo. Es una gran satisfacción ayudarlos”.
COMO COMUNICARSE
El equipo Abogados Amigos de los Niños funciona en el Colegio Público de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Uruguay 412, 2° piso. Para información telefónica: 4379-8700 interno 251, en el horario de 9 a 16 horas.