En armonía

Con un buen acompañamiento, es posible brindar una completa nutrición.

¡Mi hijo es vegano!

Con un buen acompañamiento, es posible brindar una completa nutrición.

Martina fue terminante: “Soy vegana, y no voy a negociarlo. No como ni uso nada que provenga de origen animal. Les pido que me entiendan”. Aunque podían preverlo por ver cómo sus amigas iban adoptando esta opción de vida, los padres de la adolescente de 17 años no dejaron de sorprenderse. “Lo que más me preocupaba era su salud, si iba a estar bien nutrida y, debo admitirlo, también no paraba de pensar en cómo me iba a organizar para los menús familiares y el costo que iba a tener”, cuenta Andrea, mamá de la joven que ya lleva más de diez meses sosteniendo su decisión.

El nuevo estilo de vida implicaba mucho más que la comida. La adolescente también dejó de comprar ropa de cuero (donó la que tenía de antes), regaló algunas remeras de hilo de seda, empezó a consumir cosmética veggie (shampoo, acondicionadores, jabones) y hasta su tintura para el pelo debía asegurarle que no incluía productos de origen animal. Frente a tantos cambios, ¿cómo se adaptan los padres y la familia en general?

“La decisión que asume como determinante un hijo respecto de ser vegano en la ingesta de sus alimentos debe ser motivo de comprensión y análisis por parte de los padres. Para eso, estos deben abordar junto al niño los motivos que despertaron su interés por una dieta vegana. Generalmente, esto puede deberse a diferentes factores que influyen en su decisión; muchas veces, las redes sociales impactan. Tal el caso de los influencers, los youtubers o los amigos que comparten sus experiencias, y estas le resultan motivadoras para llevarlas a la práctica. Sumado a esto, suele ocurrir que consideran que la medida de optar por una dieta vegana es un estilo de vida saludable”, explica el licenciado Sergio Farinelli, especialista en Infancia y autor del libro Dino-saurus sobre obesidad infantil. Según el experto, un mal camino es la negación inmediata y tratar de revertir la decisión tomada por el menor. “El primer paso para poder entender a los hijos es escucharlos. Para saber si están convencidos plenamente o si es solo una motivación pasajera debemos guiarlos y acompañarlos en la transición al veganismo. ¿Cómo? Lo principal y más importante es recurrir a un nutricionista o a un profesional de la salud, como el pediatra, quienes serán los encargados de orientar y también diagramar este proceso a partir de consultas y otras acciones que estos consideren necesarias”, dice Farinelli.



¿Qué comemos?

Al igual que el especialista en crianza, las nutricionistas aseguran que no se debe rechazar la propuesta del adolescente: primero hay que dejar que lo intente, y así se verá si hay convicción o no. “Cuando los jóvenes sostienen su decisión, lo primero que hay que hacer es llevarlo a una consulta médica para hacerse análisis de laboratorio completos, en los que se midan el hierro, el calcio, las vitaminas B12 y la vitamina D, ya que, en general, estos elementos se encuentran en alimentos de origen animal. Una vez que tenga esos resultados, acompañarlo a un nutricionista para que le dé un plan equilibrado con todos los nutrientes y pueda combinar alimentos para aprovecharlos al máximo”, aconseja la nutricionista Alejandra Raichuni.

“El adolescente necesita energía y nutrientes ya que está creciendo, pero perfectamente puede seguir una alimentación vegana y cubrir sus requerimientos en nutrientes y calorías. Solo que sí o sí necesita asesoramiento médico nutricional”, explica la profesional.

Al igual que otros adolescentes, necesitan consumir alimentos ricos en proteínas, ya que son la base de su creci-miento y desarrollo físico. “Las proteínas en la dieta vegana proceden principalmente de las legumbres (garbanzos, lentejas, alubias, tofu, tempeh), del seitán, de los frutos secos (nueces, almendras, pistachos, avellanas, piñones) y de las semillas (girasol, calabaza, lino, chía). Haciendo una adecuada selección de este grupo de alimentos, sumados al resto de la ingesta diaria, el aporte de proteínas está garantizado”, aclara Mariana Lanza, nutricionista.

Esta experta resalta la importancia del calcio en esta edad, en la que los huesos adquieren su densidad máxima. “Hay que saber que el calcio no se encuentra solo en la leche de vaca, por lo que no debemos temer tener defi – ciencia de calcio por ser veganos, pero es importante elegir diariamente alimentos ricos en este mineral. Podemos cubrir las necesidades de este nutriente con alimentos como el tofu (especialmente si está cuajado con calcio), el brócoli, las hojas verdes (espinaca, lechuga, berros, rúcula), las almendras, los higos, la chía y el sésamo, entre otras semillas”, enumera Lanza.

En los jóvenes, el hierro es un mineral particularmente importante. “Las necesidades son muy altas durante este periodo, por el inicio de la menstruación y el desarrollo. Los alimentos vegetales son muy ricos en hierro, especialmente las legumbres, los frutos secos, las semillas, los cereales integrales (los blancos han perdido casi todo el hierro en el proceso del refi nado) y muchas verduras. También las frutas desecadas como los higos, los tomates secos y las aceitunas negras son ricos en hierro”, agrega la profesional.

Para que el hierro vegetal se absorba bien debemos acompañar todos estos alimentos con en vitamina C –principalmente frutas como los cítricos, kiwis, frutillas y ananá, y verduras y hortalizas como los pimientos, brócoli, colifl or–. De ahí la recomendación de acompañar las comidas principales con estas frutas o jugos naturales o incluir, en las guarniciones, vegetales ricos en esta vitamina.

Por último, Lanza observa que “lo importante es entender que con un plan que incluya variedad de todos estos alimentos no hay que preocuparse por déficits de nutrientes. El único en deuda es la vitamina B12, que no es posible obtenerla con una dieta vegana, pero es sencilla de suplementar bajo la supervisión de un profesional de la salud”.

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