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La importancia de armar un presupuesto

Aunque algunos expertos ya dominan a la perfección la organización del presupuesto familiar, es necesario cada tanto realizar algunos ajustes que contemplen imprevistos o nuevos gastos que puedan surgir.

Como siempre, lo más importante es la organización. Ya sea en una sencilla hoja de cálculo de Excel o en un cuaderno destinado a las finanzas, mensualmente debemos volcar allí todos los gastos del hogar, para así poder definir prioridades.

No importa el soporte, solo hay que buscar lo que nos quede más cómodo para tener el control total de nuestra economía y que el dinero no se nos escape del bolsillo.

El primer paso es establecer y listar aquellos gastos que son fijos, como pueden ser el alquiler, las expensas, impuestos y préstamos, entre otros. Luego, se deben incluir los gastos variables pero necesarios, como las compras del súper, los gastos escolares, la indumentaria y las tarjetas de crédito. En el último escalón se encuentran los no imprescindibles, como algún regalo o alguna salida al cine o paseo con los más pequeños.

Con los números a la vista, podremos tener una idea concreta del nivel de gasto familiar. Esto nos hará tener conciencia plena de cuáles son las verdaderas necesidades y si el dinero se nos está esfumando en cuestiones innecesarias.

Luego se deberán registrar los ingresos en una columna paralela de modo tal de contrastarlas. Aquí hay que tener muy presente cuál es el dinero fijo con el que se cuenta mensualmente y el eventual (como lo pueden ser el pago de horas extras, algún premio o bono otorgado en el trabajo o bien el fruto de alguna ocupación adicional). En este último caso, ese dinero debe considerarse como un plus y no tenerlo en cuenta para administrar los gastos fijos.

Con las cuentas sobre la mesa, será muy fácil observar si los gastos superan a la entrada de dinero al hogar. Si esto es así, la señal de alarma debe prenderse porque será imposible que se puedan cubrir todas las cuentas, y las deudas comenzarán a arrastrarse mes a mes. Será necesario entonces hacer un recorte de los gastos variables o extras, luego de establecer prioridades.

Incrementar los ingresos también puede ser una opción, pero quizás es la menos fácil de implementar. No es imposible, y una vez que empecemos, se nos hará hábito. Pero para lograr esta organización, hay que contar con algo de tiempo al iniciar el presupuesto y luego, al menos una vez a la semana, tomarse el tiempo de revisarlo.

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