De una manera natural, sin lágrimas en los ojos, lejos de una emoción sobredimensionada, ella dice: “Una persona que pensaba que estaba descartada del sistema, de la sociedad, volvió a ser una persona que se siente digna”. Habla con una mirada que parece conocer de cerca el sufrimiento ajeno, la cuesta arriba que muchísimas mujeres deben recorrer con peso sobre sus hombros.

Rocío González tiene una cara dulce y la voz firme, suma treinta y pocos años, y un título de arquitecta que jamás puso en rigor profesional porque su destino se escribió en otros planos. Hace varios años atrás, fue seleccionada para ser “incubada” en el Centro Metropolitano de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires (CMD), una meca que nuclea a muchísimos jóvenes emprendedores con sueños y garra. Rocío es fuerte y contagia una visión clara, sólida y con raíces… como una papa.

Le gusta pensar que un “emprendedor” es toda aquella persona que tiene una idea y le da para adelante hasta llevarla a cabo. Durante aquella época de incubación en el CMD conoció a su actual socia, Lorena Núñez, una licenciada en Diseño y Comunicación con quien inmediatamente se sintieron cruzadas por una filosofía de trabajo, un proyecto que fue tomando forma hasta dar a luz a PAPA, un estudio de comunicación, de trabajo y participación, una sinergia que se potenciaría con el inicio de las actividades de su propio taller: Daravi. Otro nombre con peso, derivado de Dharavi, la villa más grande de Asia. Allí estuvieron, y vieron que parte de la basura se convertía en nuevos objetos y que las mujeres encontraban allí su trabajo y lo realizaban con mucha honra.

En aquellos tres kilómetros cuadrados en el medio de Mumbai, vieron una gran fábrica de productos a partir de descartes e imaginaron emular en Argentina esa decisión humana de salir del pozo y de recuperar la dignidad dándoles batalla a los problemas.

Mujeres que ayudan a mujeres

Realidades parecidas, mujeres necesitadas de una oportunidad para salir adelante en la vida. Las mujeres con las que trabajan se acercan a Daravi desde entornos rudos y marginales.

Arrancaron con PAPA hace más de una década, pero fue en diciembre de 2016 cuando abrieron la fábrica para producir diversos objetos a partir de descartes con el fin de darles trabajo a las mujeres de los barrios carenciados de las zonas en las que interactúan.

Junto con su equipo, fueron invitadas a sumarse a un espacio denominado Distrito Tigre Sur, en el que confluyen diversos emprendedores a unas pocas calles del Mercado de Frutos de esa localidad. Convencidas de estar brindándoles una oportunidad real de desarrollo, han ido incorporando al taller a mujeres de la zona que, con el trabajo de sus manos y la ayuda de unas máquinas de coser, han podido cambiar positivamente algo en sus vidas.

Colaborar con el medio ambiente

Daravi quiere generar trabajo y obtener nuevos clientes. Ellas buscan proyectos que puedan realizarse para que las personas que conforman el equipo puedan ganarse la vida con su propia creación. Pero no de cualquier manera, porque la fábrica tiene un manifiesto que dicta que su hacer debe generar un triple impacto: en primer lugar, un impacto social, algo que les permita involucrarse en las comunidades vulnerables, a las que convocan para trabajar en la producción de productos masivos, vendibles, con diseño.

En segunda instancia, los proyectos deben prestar atención al impacto ambiental, dado que el taller trabaja con esas cosas que las fábricas descartan. Y, por último, las producciones deban generar un impacto económico, con una ambición real de crecimiento y de generación de un valor para quienes trabajan adentro y afuera.

Rocío y Lorena están convencidas de que la oportunidad laboral empodera a la mujer desde la autoestima y la independencia económica, y que esto repercute directamente en su entorno familiar. “Nos parece superimportante que los hijos vean a sus madres sustentando a la familia a través de su trabajo”, explica Rocío. En Daravi les enseñan a esas mujeres a hacer los productos y les brindan un instructivo para que se lleven a sus casas.

Rocío tiene claro que un emprendimiento social tiene que ser igual de redituable que una empresa: “Tenemos que generar valor desde otro lado y dejar de pedir donaciones, porque me parece que si no, la cadena no se alimenta”.

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Daravi Fábrica
Av. Italia 140
Tigre (1648) Buenos Aires
+54 11 6009 – 2607
www.daravifabrica.co