Mirtha Legrand declaró recientemente en un reportaje: “Duermo con un camisón coqueto, me perfumo para dormir y me cepillo mucho el pelo. Por eso tengo tanto cabello y tan suave; es algo poco frecuente para una persona de mi edad”. La conductora de más de 90 años parece ser una prueba viviente, ya que luce una envidiable melena rubia.
Antes de hablar sobre este secreto tan bien guardado, es necesario entender cómo y qué es el cabello: se trata de una fibra compuesta por agua, grasas y proteínas (principalmente, queratina). Se forma bajo de la superficie de la piel, en orificios llamados folículos pilosos.
Cada pelo tiene dos partes: la raíz y el tallo. La raíz termina en un bulbo que contiene nutrientes y el tallo a su vez está compuesto por tres capas concéntricas: la cutícula, el córtex y la médula. La cutícula es una capa protectora que resiste las agresiones físicas o químicas que, de otro modo, dañarían las fibras capilares. Es la encargada de dar brillo y suavidad al cabello.
Palabra de expertos
Consultamos a Miguel Cisterna, presidente de la Asociación Argentina de Tricología (ciencia que estudia el pelo y el cuero cabelludo) y director de Cabello y Salud. El experto confirmó que el cepillado mejora el brillo y la sedosidad de la fibra capilar. Y explicó que ocurre porque al peinar el cabello desde el nacimiento hacia las puntas, se logra alinear el entramado cuticular, formado por escamas. Esto aumenta el brillo porque favorece la reflexión de la luz.
100 veces antes de dormir
La tradición indica que hay que cepillarse 100 veces antes de acostarte a dormir. En realidad, no es necesario hacer tantas pasadas, pero sí usar el cepillo y la técnica adecuada. Hay que desenredar previamente el cabello con un peine de dientes anchos, nunca directamente con el cepillo.
Lo ideal es cepillar el pelo tres veces al día: a la mañana, a la tarde y antes de acostarse; también conviene masajear el cuero cabelludo. Ambas tareas estimulan las glándulas sebáceas y favorecen la oxigenación, la circulación y el transporte de nutrientes a la raíz del pelo y al bulbo. A su vez, las glándulas sebáceas producen un aceite protector y acondicionador natural del cabello que lo deja más hidratado y más fuerte, resistente, suave y brillante.
El cepillado del cabello también es una especie de lavado en seco, ya que permite eliminar los materiales de desecho como los depósitos de cristales de ácido úrico y las impurezas que se acumulan en el cuero cabelludo.
Qué y cómo
A la hora de elegir el cepillo, lo ideal es uno de cerdas naturales. Pero una buena opción son los de cerdas de nylon adecuados para desenredar, pero pueden tironear, por eso solo son aptos para personas de cabello grueso. También se puede optar por uno que combine ambos materiales, con la precaución de que tenga punteras de goma, porque no pinchan y se adaptan a la superficie del cráneo.
En cuanto a la forma, los cepillos anchos y chatos son aptos para todo tipo de cabello. Para cabello corto o muy fino, lo ideal es uno delgado y de cerdas más suaves. Para cabello largo y lacio, se puede elegir también uno cilíndrico.
Es importante mantener los cepillos limpios; hay que retirar los pelos que queden entre las cerdas cada vez que se usan y lavarlos una vez al mes con agua tibia y champú, y luego dejar secar muy bien, en especial si la base es de madera. Estos cuidados ayudan a eliminar la grasitud, el polvo, los restos de productos para el cabello y otros residuos que van quedando entre las cerdas. Otra opción es remojarlos en una solución preparada con una cucharada de bicarbonato de sodio y una taza de agua. Refregar con un cepillo de dientes en desuso y enjuagar con abundante agua fría.
Dime qué tipo de pelo tienes… y te diré como peinarlo
En el pelo corto, lo ideal es usar un cepillo plano y peinar en todos los sentidos. Para el pelo largo, conviene elegir uno redondo de cerdas largas.
El cabello lacio u ondulado nunca debe cepillarse mientras está húmedo, ya que es mucho más débil y vulnerable y se puede cortajear. De ser necesario, utilizar un peine de dientes anchos mientras el cabello aún tenga acondicionador. Comenzar a peinar o desenredar desde las puntas y subiendo hacia las raíces sin tironear con fuerza, y mucho menos arrastrar los nudos hasta arrancarlos. Si está muy enredado, conviene utilizar una crema para peinar.
El cabello enrulado o con frizz nunca debe cepillarse en seco. Se lo puede desenredar o peinar húmedo con un cepillo, un peine de dientes anchos o simplemente con los dedos. Aplicar luego un acondicionador, serum o antifrizz.
En ambos casos, secar suavemente el cabello con la toalla sin refregar y dejarlo libre hasta que esté casi seco antes de peinarlo o de utilizar el secador. Es importante recordar que el calor excesivo del secador o la planchita es perjudicial para el cabello, por eso conviene restringir su uso lo más posible, y ajustar el calor a una temperatura moderada. También hay algunos productos protectores para el cabello, que se pueden aplicar antes de someterlo al calor de la plancha.