En los tiempos que corren, la pregunta acerca de cómo buscar trabajo parece más importante que nunca. Vale decir que la búsqueda laboral es, en sí misma, un trabajo. “Hay que tomarlo con responsabilidad, compromiso, y dedicarle tiempo. También requiere de organización”, sostiene Inés Aguirre, licenciada en Relaciones del Trabajo.

Una parte fundamental del proceso es armar un currículum claro. El paso siguiente es la confección de un listado de empresas a las cuales aplicar de forma espontánea. También se recomienda ingresar en portales de búsqueda, universidades y redes. “Debemos observar el mercado y sus cambios. Además, es importante informar a nuestros contactos (universidad, escuela, familia) que estamos buscando trabajo. Otro gran recurso son las redes, como LinkedIn”, señala la psicóloga Patricia García Villalba, especialista en empleos.

Es clave prestar atención y evaluar las propuestas para ver si se ajustan a nuestro perfil, de lo contrario corremos el riesgo de aplicar a todo con desesperación y frustrarnos porque nadie nos llama. Sin embargo, sí debemos postularnos aunque no cumplamos el 100% de los requisitos –siempre y cuando sí cumplamos con aquellos requisitos caracterizados como “excluyentes”–. “Generalmente, el perfil buscado no existe en una persona física. Además, el proceso de selección es flexible y se va ajustando al entorno y a la oferta”, explica la psicóloga Florencia Pane, cofundadora de Espacio Jobs.

EL CURRÍCULUM

“CV significa carrera de vida, y es nuestra carta de presentación. Es lo que nos destacará de otros candidatos. Abarca nuestras experiencias de trabajo, de educación, y es la primera impresión que va a tener el reclutador”, sostiene Aguirre. En resumidas cuentas, esto significa que en unas pocas páginas debemos condensar toda nuestra experiencia. Cada detalle será observado: la forma de presentarlo, su claridad, la información, la foto personal y lo que dice sobre nosotros.

La dirección de correo electrónico también otorga muchos datos sobre las personas: no es lo mismo que un email sea soyungrande@ a que sea el nombre y apellido. Aunque a esta altura parezca una obviedad, no debe ser extenso, sino breve y conciso. Aguirre recomienda prestar atención a la ortografía, la redacción, la tipografía y la información poco relevante o desactualizada. “Si soy médico no necesito que figure dónde realicé el primario, porque es un dato implícito en el título”, agrega.

Para García Villalba, el CV debe estar completo. Esto quiere decir que no deben faltar datos prioritarios y no deben aparecer ideologías, gustos personales o cuestiones que no tienen que ver con el puesto específico. “Cuando un profesional se dedica a otras cosas o tiene diferentes emprendimientos, debe elaborar un CV específico para cada actividad” , aclara.

Las tres especialistas coinciden en que la fotografía no debe ser casual o de cuerpo entero, y nunca se debe mentir en los datos. Pane es contundente: “Un CV mal hecho, aunque tenga el perfil adecuado, puede dejarnos afuera”.

LA ENTREVISTA

La instancia de la entrevista amerita una preparación que incluye la investigación sobre la empresa empleadora. No hay peor presentación que el desconocimiento del posible futuro empleador. Sin embargo, lo actitudinal es decisivo y se evalúa mucho antes de llegar a ella. “Los llamados, los mails y tonos de voz son observados”, sostiene Pane. Entonces, virtual o no, todo es crucial. “Aunque la búsqueda se haga en cuarentena y desde nuestras casas, sigue siendo un proceso de selección en el que la formalidad debe cumplirse”, sostiene García Villalba.

¿Qué aspectos se valoran en la entrevista? El aspecto actitudinal es muy relevante: la puntualidad, la presencia, el lenguaje corporal, la gestualidad, la forma de comunicarse, la escucha, las respuestas. “En la virtualidad también se valora que no haya inconvenientes de audio, cámara y conexión que pudieran haber sido chequeados antes de la entrevista. También el entorno adecuado sin ruidos ni interrupciones, además de la empatía, la predisposición, la voluntad de trabajo y el interés demostrado en el puesto”, resalta Aguirre.

Es necesario entender que la virtualidad y la presencialidad presentan muchos aspectos en común, como la prolijidad, la vestimenta, el ambiente cuidado. Este último punto es un agregado que se suma en cuarentena y al que debemos prestar atención. Una ventana, una biblioteca o un espacio ordenado suman puntos. Por el contrario, los fondos desprolijos, las mesas revueltas y el perro ladrando o saltando detrás restan. Todo lo que mostramos dice mucho sobre nosotros. Aguirre recalca que siempre estamos comunicando. “El buen entrevistador evaluará la presentación, la pulcritud, el aseo; ello señalará la importancia que le damos a la entrevista”, detalla.

LA VIRTUALIDAD

Las expertas consultadas coinciden en que el comienzo de la cuarentena fue un gran desafío, ya que tuvieron que adaptarse a la virtualidad en un 100%. “En mi profesión de psicóloga valoro mucho el cara a cara”, explica García Villalba, y cuenta que tuvieron que abrir más canales, como WhatsApp, y diferentes plataformas para las entrevistas de manera virtual. Además, coincide con Pane al sostener que debieron adaptarse a las necesidades de los candidatos, algo que antes era al revés. Esto se ve con claridad cuando se acuerda la entrevista y les consultan a los postulantes qué aplicación tienen y en qué momento pueden realizarla sin que su familia esté a su alrededor.

Puede ser que la nueva normalidad sea la virtualidad, incluso para trabajar. Esto que parece terrible tal vez pueda ser una ventaja que nos permita aplicar a trabajos en otros países sin movernos de nuestra casa. Algo impensado en otros tiempos. Visto de esa forma, el mercado se amplía y la oferta se vuelve más interesante.