Internet nos permite estar conectados con personas a miles de kilómetros de distancia, comprar sin salir de casa, conocer las últimas noticias y varios usos más, pero esto también supone cada vez más tiempo frente a una pantalla y menos al aire libre. Cada vez nos cuesta más estar sin conexión, y esto se ve reflejado en la encuesta de GfK (compañía global de investigación de mercados), que señala que a un 40 por ciento de los argentinos les cuesta tomarse un descanso de la tecnología, aun conociendo los efectos negativos de su uso en exceso.
“Internet se ha convertido en una herramienta útil y su uso cotidiano se ha incorporado principalmente a través de los celulares inteligentes”, explica Laura Jurkowski, psicóloga y directora de ReConectarse –centro especializado en el diagnóstico y tratamiento de adicciones a Internet y otras tecnologías–, por esa razón se ha naturalizado el uso excesivo de ambos. En muchos casos, esto deriva en una adicción, con todas las consecuencias negativas que ello implica.
Adicciones del siglo XXI
Desde su experticia, Jurkowski diferencia el uso excesivo y una dependencia: “Cuando hablamos de adicción, son los mismos indicadores que las otras adicciones; en este caso, se trata de una de tipo comportamental, es decir, no a una sustancia, sino a un comportamiento”. Este comienza a interferir en diferentes áreas de la vida de la persona; por ejemplo, si se trata de chicos adolescentes o jóvenes adultos que están estudiando, se pueden observar bajas en el rendimiento académico o, si son adultos, en el trabajo. “Aparecen problemas de concentración y de memoria; otras veces, problemas sociales, porque se descuidan los vínculos personales, empiezan las discusiones en la familia, en la pareja, o se abandonan otras actividades y se enfoca todo el interés solo en el uso de Internet”.
Otro punto importante es la salud, que se ve afectada por el tiempo que las personas están sentadas frente a una pantalla o al celular: aparecen dolores en los brazos, cervicales y espalda; al igual que en la vista y, a larga, alteraciones en el sueño. “Las personas se quedan hasta altas horas en la noche, y cuando se van a dormir tampoco pueden conciliar bien el sueño. Las luces que tienen las pantallas generan el efecto contrario al momento de dormir”, explica la especialista.
Cabe destacar que, dentro de la adicción a Internet, se incluye un gran número de adicciones diferentes: a las compras, a las redes sociales, a los juegos, a la pornografía, a la búsqueda de información, entre otras. En este punto, la experta reflexiona que muchas veces este comportamiento es una manera de llenar un vacío o de escapar de un problema que una persona no puede resolver, como pueden ser una depresión, problemas de ansiedad o de sociabilidad. “Las personas utilizan Internet para distraerse o escaparse de otro problema, para alcanzar una búsqueda de satisfacción y gratificación instantánea, llevando a la necesidad de cada vez estar más tiempo conectado, para poder conseguir ese efecto”. Al igual que otras adicciones, puede aparecer el famoso síndrome de abstinencia, una serie de reacciones físicas que se ponen de manifiesto cuando una persona que sufre dependencia a una sustancia deja de consumirla. En este caso, se da cuando la persona está desconectada.
Uso seguro
Frente a este contexto tan complejo, ¿es posible para uno mismo identificar el problema? “En general es difícil; algunas a veces sí, sobre todo cuando se generan otros problemas, financieros, por ejemplo, por el exceso de compras; o en la pareja, debido a algún tipo de afición a las relaciones online”. En este contexto, algunas personas pueden notar que están frente a una adicción, pero es un porcentaje bajo, asegura Jurkowski.
Tampoco es posible establecer si es un problema por la cantidad de horas de uso. Lo que cada uno debe preguntarse es cuánto está interfiriendo el uso de Internet en el resto de sus actividades, o si se está alterando su vida de algún modo. A partir de esas preguntas, vale reflexionar al respecto.
Otra manera de analizar el tema es en relación con las otras actividades que cada uno realiza. En este sentido, hay que tener en cuenta que no todo pasa por Internet y por lo virtual; hay que dedicarles tiempo a los hobbies y actividades. La especialista resalta, además, que no somos multitasking: si estamos haciendo alguna tarea, viendo una película o charlando con un amigo y miramos el celular, la concentración se perdió. “El cerebro se enfoca en una tarea a la vez”.
¿Cómo prevenir? “Para una exposición segura es importante limitar el tiempo de conexión, potenciar las actividades de ocio saludables como el deporte, la lectura, las relaciones interpersonales”, informan desde Fundación Manantiales, dedicada a la investigación, prevención y asistencia integral de las adicciones. Para prevenir, es importante identificar las señales y alarmas que nos indiquen que nos pasamos del tiempo de uso.
Para tener en cuenta: en caso de estar frente a una adicción, es importante que el entorno se informe sobre los tratamientos de desintoxicación y buscar ayuda profesional. “En ellos se intenta trabajar para recuperar las habilidades sociales, regular emociones y desarrollar un plan para incluir la tecnología en la vida diaria de una forma saludable”, explican y agregan: “Es un proceso de desintoxicación que ayuda a las personas a tomar conciencia acerca de cómo seguir conectados con nuestra vida real y aun así tener una experiencia digital”.