El origen de la cerveza puede rastrearse en la Edad Media en la región donde hoy se ubica Alemania. Sus variedades no solo se disfrutan como bebida, sino que al incorporarlas a la elaboración de comida aportan gran riqueza de aroma y sabor. A continuación, detallamos cinco recetas de platos dulces y salados que la tienen como ingrediente.
1. Solomillo con cerveza. Para comenzar se pican una cebolla y dos dientes de ajo, se troza un puñado de nueces y se corta una manzana en gajos. En una olla se dora el solomillo, y luego se agrega la cebolla. Cuando está transparente, se añaden el ajo, una cucharadita de jengibre y 200 ml de cerveza. Cuando el líquido se reduce a la mitad se agregan la manzana, las nueces y una cucharada de azúcar mascabo, y se cocina un poco más. Se acompaña con ensalada de berro.
2. Dip de queso y cerveza. Se procesan 30 g de cerveza negra, 60 g de queso crema, 30 g de mostaza, 140 g de queso gouda rallado, 5 g de salsa inglesa, pimienta y 20 g de cebolla picada, hasta obtener una crema untable.
3. Pollo a la cerveza. Se salpimenta y enharina un pollo cortado en trozos. Luego se doran las presas en aceite de oliva y se reservan. En ese mismo aceite doramos una cebolla junto con tres dientes de ajo, todo bien picadito. Le añadimos un morrón picado y dos zanahorias cortadas en dados. Cuando las verduras están doradas se incorpora el pollo junto con 300 ml de cerveza y media taza de agua. Se deja cocinar a fuego medio por 20 minutos y se sirve con arroz blanco.
4. Torta de chocolate y cerveza negra. Se precalienta el horno a 180 ºC. Se funden 250 g de manteca junto con 280 ml de cerveza negra y se reserva. Se mezclan en un bol 250 g de harina común con 75 g de cacao en polvo sin azúcar y una cucharadita de bicarbonato de sodio. Esta mezcla se tamiza sobre un bol con 400 g de azúcar. En otro bol se mezclan 120 ml de crema de leche junto con dos huevos y una cucharadita de esencia de vainilla. A esto se le agrega la mezcla de la cerveza y la manteca; luego se une lo seco y lo húmedo, y se coloca en un molde engrasado de 24 cm de diámetro. Después se hornea durante 50 minutos.
5. Masa de pizza casera. Se mezcla en un bol 200 g de harina común con sal y se le hace un hueco en el centro. Allí se colocan una cucharadita de orégano y una cucharada de aceite de oliva. Luego se añaden 125 ml de cerveza y se amasa. El bollo se deja tapado un rato para que leve. Por último, se coloca en una asadera y se lleva al horno (precalentado a 250 ºC) por 6 minutos. Después se condimenta la masa con salsa de tomate y queso hasta que se termina de cocinar.