A la hora de encarar una actividad física, correr está entre las primeras opciones de cada vez más gente. Es más económica que la mayoría: aunque las zapatillas suelen ser costosas, en principio no necesitás mucho más, a diferencia de otros tipos de ejercicio que implican el pago de una cuota en algún establecimiento o a algún profesor.
Otra de sus ventajas es su sencillez: todos, o casi todos, sabemos correr, por lo que no requiere de grandes habilidades ni de destrezas especiales. Aunque la técnica correcta conlleva un aprendizaje paulatino, el inicio no es tan complicado.
Entre quienes ya corren, hay muchos que se animaron a incorporar a sus perros como inmejorables compañeros de entrenamiento. Aquella vieja máxima que los calificaba como el mejor amigo del hombre hace rato que demostró quedarse corta: es un integrante más de la familia. Es alguien más con quien disfrutamos compartir tiempo y actividades, un compañero de emociones que siempre está dispuesto a darlo todo.
Salir a correr con tu perro puede ser una opción ideal, por los beneficios que la actividad le otorga a cada uno. En tu caso, la liberación de endorfinas, la oxigenación, el despeje mental, entre muchos otros; en el caso del perro, hay una mejora en los parámetros fisiológicos y metabólicos que redundan en una vida más extendida y con mayor calidad por el combo de salud física y emocional. También es una forma de reforzar el vínculo. En medio de la agitada vida de ciudad, además, implica un 2×1: en la misma salida, hiciste ejercicio y lo sacaste a pasear.
Aunque hay que tomar algunos recaudos: tu perro siempre te va a seguir, no quiere alejarse de vos, pero eso no significa que lo esté disfrutando. Una forma sencilla de saber si no está cansado es si corre por delante o al lado tuyo, o si se queda algo rezagado. La distancia que se habrá de correr, entonces, la va a determinar la capacidad del perro y no la distancia que ese día vos quieras hacer. A la hora de decidir desandar algunos kilómetros con tu mascota, también tenés que tener en cuenta qué tan apta es para este ejercicio en particular.
Baltazar Nuozzi, veterinario y corredor, suele organizar encuentros para gente que quiere correr con sus perros, además de un circuito competitivo llamado Canicross (ver recuadro). Sobre qué te conviene hacer según el perro que tengas, aconseja: “Si tenés un perro de caza, como un pointer o un border collie, podés correr a un ritmo alto. Son perros livianos y genéticamente preparados para largas distancias. Los galgos son velocistas, pueden hacer pasadas, distancias cortas. Los golden retrievers y los labradores también son más aptos para distancias cortas, pero porque son pesados y les cuesta aguantar el ritmo. Algunos directamente no pueden correr: los que tienen nariz chata, como el bulldog inglés, el bulldog francés, el pug o el pequinés, por ejemplo. Son braquicefálicos, o de narices chatas, lo que les impide que entre y salga el oxígeno como tiene que ser y, si los forzás, les podés generar un problema cardiológico. En Europa hay una raza nueva creada para Canicross que se llama greyster: es un mix de galgo, husky y pointer, y es una bestia corriendo”.
¿Qué es el Canicross?
Es una disciplina que lleva alrededor de veinte años en Europa y Norteamérica, pero que es nueva en nuestro continente. Se trata de correr a contrarreloj en terrenos “cross” (solo permiten un 10 por ciento de asfalto) entre cuatro y seis kilómetros con pretales, correas y cintos especialmente diseñados para eso. Siempre es en equipo humano-perro y ambos integrantes deben correr uno al lado del otro, sin adelantarse a su compañero. Nuozzi tiene una escuela en Buenos Aires (@canicrossbuenosaires en Instagram).
La prioridad en cada salida es tu perro, y eso es algo que no tenés que perder de vista. Si se cansó, se aburrió o se distrajo y no quiere continuar corriendo el tramo que tenías pensado, resignate y vuelvan a casa o jueguen un rato en la plaza juntos. Ya habrá otra oportunidad de completar ese entrenamiento y, después de todo, quien decidió compartir ese momento fuiste vos.
Independientemente del perro que tengas, antes de largarte a correr con él es importantísimo pasar por el veterinario para realizarle un chequeo médico, para descartar problemas cardíacos, óseos, musculares o articulares. El entrenamiento debe ser gradual y es fundamental la entrada en calor. Estas recomendaciones, lógicamente, no son exclusivas para el cuidado del perro, sino también para vos. Tal como pasa con los humanos, los perros sobreexigidos también son susceptibles de padecer estrés deportivo.
Tanto para tu mascota como para vos es conveniente que, si no tenés la posibilidad de llevar hidratación (hay mochilas especiales, cinturones con botellas pequeñas, caramañolas y otras opciones), planifiques el recorrido a realizar teniendo en cuenta la disposición de bebederos donde poder tomar agua.
No es conveniente salir a correr con el animal sin correa (en realidad, en la ciudad no es prudente tampoco salir a caminar de esa forma). Lo mejor es usar un pretal, que distribuye la fuerza de manera uniforme desde el esternón, y no un collar (menos aún si es de ahorque). Y nunca está de más recordar que tenés que llevar bolsitas para recoger sus desperdicios, ya que a nadie le gusta pisarlos.
Una vez que el veterinario te dio el visto bueno, que tu médico te dio el apto a vos, y que chequeaste lo que tu perro es capaz de hacer de acuerdo con su raza, ya estás en condiciones de salir a las calles a sumar kilómetros en equipo.