Hay una frase que Pilar Smith tiene grabada a fuego: la clave de la felicidad es hacer de tu hobby, tu profesión. Se la dijeron de chica y ella la tomó al pie de la letra. Es una apasionada del periodismo. Y de la vida. De nena jugaba a entrevistar y, al terminar quinto año, decidió estudiar Comunicación Social. “Yo heredé el periodismo. Mi abuelo fue periodista y mi papá, Eduardo Smith, también. Él trabajó en el viejo Canal 11, llegó a cubrir la guerra de Malvinas y a entrevistar al Papa Juan Pablo II; estaba en pleno ascenso, pero murió a los 37 años de un aneurisma; yo era muy chica, tenía ocho”. Nuestra charla comienza con un dato triste. Pero Pilar está lejos del melodrama, ella es una experta en convertir los golpes de la vida en experiencias positivas.
¿Cómo te marcó la muerte de tu papá?
Yo soy tan creyente y católica que para mí fue una muerte santa, creo que lo vinieron a buscar. Obviamente que lo extraño y lo seguiré extrañando, pero no se murió en un accidente ni por una enfermedad. Fue un dolor acá atrás [se toca la nuca], en medio de la madrugada. Antes de morir, vio a la Virgen, y gritaba: “¡Virgen, no me lleves!”. Fue algo terrible y feo pero que tiene este trasfondo de creencia y fe. Son vacíos enormes que no se llenan con nada, uno convive con eso. Yo hago mucha terapia, tengo una mamá muy fuerte que me acompañó y apuntaló siempre. Fui construyendo una vida muy feliz y me apoyo en eso, tengo tres hijos divinos, un marido que es un sol, amigas de fierro, un montón de laburo.
Mientras hacías las fotos, decías que con tu trabajo te divertís.
Sí, el día que no me divierta, hago otra cosa. Tengo cinco trabajos y para mí, la clave es disfrutarlos.
Empezó haciendo críticas de programas de TV en el diario La Prensa, como parte de una pasantía previo a recibirse de licenciada en Comunicación. En 1999, se enteró de que buscaban noteras para el programa de Georgina Barbarossa. Se presentó y tuvo la suerte de que la probaran entrevistando a Graciela Alfano, que había conocido a su papá, y que le dio un “notón”, tal como califica y agradece. Desde entonces, creó y consolidó su lugar en la tele.
Hay personas que, por trabajar con famosos, parecen contagiarse del divismo de ellos, ¿no?
¡Sí! Es una estupidez. Yo entrevisté a Johnny Depp, Penélope Cruz, Will Smith, Ricky Martin, Justin Bieber, Tom Cruise, Selena Gómez, Chayanne, a todos, y los saludo del mismo modo que a cualquier persona, sería muy estúpida si hiciera lo contrario. Trabajar en la tele no te pone en un peldaño por arriba.
Habiendo conocido a tantos artistas internacionales, ¿qué creés que es la fama?
Es gente a la que le va muy bien en lo que hace, que es noticia, que gana mucho dinero. Pero también sube y baja. Es muy efímera la fama, por eso no me caso con esas cosas, es con lo que yo trabajo, voy poniendo el foco en la fama de cada momento y todo va pasando. Tiene esa vorágine.
¿Cuál es tu próximo desafío? ¿Qué querés lograr?
Que todo siga como está ahora: tres hijos divinos –Simón, de 14; Franco, de 12 y Miranda, de 7—, un marido hermoso. Estoy hace 15 años con Andrés, formando esta familia que soñé.
¿Siempre quisiste ser mamá?
Siempre deseé tener dos varones y una nena; lo logré. Quise salir con alguien de la tele y mi marido es productor, aunque ahora está sin trabajo.
¡¿Por qué quisiste salir con alguien de la tele?!
Porque me parece que te entiende más.
¿Hubieras salido con un famoso?
No, famoso no, por el ego y todas esas cosas; no. Pero un productor es ideal porque a mí me surgen notas, eventos, y mi marido me banca, es de fierro.
¿Se conocieron trabajando?
No, lo conocí en un boliche. Y al mes quedé embarazada.
¿¡Al mes?!
Sí [sonríe], me enamoré a primera vista. Soy de entregarme a los sentimientos. Es que para mí no hay fórmulas, no es matemático.
¿Qué te pasó cuando te enteraste de que estabas embarazada? ¿Te dio miedo?
¡Me encantó! Yo no tengo miedo a nada. Yo soy muy jugada, juego fuerte en todo. Si quiero algo, voy.
Yo no tengo miedo a nada. Soy muy jugada. Si quiero algo, voy.
Pero era una relación que recién empezaba…
Sí, pero era él. Yo lo conocí y le dije: “Sos vos”. Siempre lo cargo con los requisitos, pero yo quería que trabajara en la tele, que fuera lindo, paternal, que tuviera una familia bonita. ¡Él cumplía con todo!
Y enseguida tuviste al segundo bebé.
Sí, a los once meses de Simón, quedé de Franco [se sonríe]. Después, con varios años de diferencia, dijimos: “Vamos a buscar la nena”.
¡Total ya sabías que iba a ser nena, tal como deseabas desde el principio!
Sí, una compañera de Telefe me dijo que había hablado con un genetista y le había dado tips para tener nena y los hice. Nos dijo que, si la gestación se da lejos de la fecha de ovulación, es nena. Hice lo que me dijeron y fue nena.
O sea que te sentís…
[Completa la frase]. ¡Tocada por la varita!
¿Esa sensación cambió cuando estuviste separada de tu marido?
No, también me sentí poderosa porque quise estar sola. Me pesaba todo mucho y necesité cortar. Él se fue a vivir a Perú por un trabajo y me vino re bién. Yo tengo una facilidad de buscar lo bueno en lo malo todo el tiempo.
¿Pensaste que sería definitivo?
Como soy tan creyente, dije: “El destino sabrá, va a pasar lo mejor”. Yo me entrego al destino: lo que sucede, conviene, y es así. Esa separación nos hizo más fuertes. La crisis duró unos tres años, y separados estuvimos ocho meses. Yo lo extrañaba, pero me permití salir a tomar algo y me divertí, estuvo bien. Estaba más cansada porque estaba sola con los chicos, pero mi mamá me ayudó mucho.
Tu mamá sigue siendo un pilar importante en tu vida.
¡Sí! Fundamental; mi mamá es lo más importante que tengo. Sin ella, no sería quien soy. Toda la fortaleza la adquirí de ella. Somos dos trombas que vamos, vamos y vamos. Yo estoy hablando con vos y estoy pensando en la cena y en tal cosa… A veces es querer controlarlo todo, pero hago mucha terapia y hay momentos en los que mi psicólogo me dice: “Aflojá con esto”, y voy regulando.
Y te das permisos para ir por algo y dejar lo otro, como cuando decís que estabas amamantando y viajaste sola a hacer notas.
Sí, claro. Y mis hijos saben que es la mamá que les tocó y tampoco les permito que me digan por qué no estoy tanto. Tienen una mamá que ama lo que hace y que, cuando está con ellos, les da tiempo de calidad.
Tu marido está sin trabajo, ¿eso te carga las espaldas?
Por momentos, sí y por momentos, no. Tengo mis semanas, pero confío mucho en él y ahora está con un emprendimiento de cerveza artesanal. El medio (televisivo) está en una situación particular; entonces, él recalculó y se fue para otro lado.
¿Cuánto hace que está sin trabajo?
Dos años, con algunos trabajitos esporádicos. Pero claramente el gran trabajo de él es contener a los chicos cuando yo no estoy, no es que él no tiene un trabajo, él lo tiene y hasta es más fuerte que el mío, y es tener más presencia con los chicos.
Sos de armar mundos con facilidad. Como cuando decidiste diseñar tu propia ropa.
Sí, el efecto magia no existe, hay que hacer, ejecutar. Yo estoy todo el tiempo buscando qué falla para remediarlo. Estaba enojada con la moda, no encontraba la ropa para mi tipo de cuerpo. Entonces le dije a una amiga diseñadora, Paula Pellegrini: “Hagamos una cápsula, te dibujo un par de vestidos que creo que irían bien”. Estamos por largar la temporada otoño-invierno.
La cámara no me cambia ni me amedrenta, soy yo. Es un trabajo más.
A lo largo de los años hiciste varias dietas y te practicaste una liposucción. ¿Cómo es la relación con tu cuerpo hoy?
Inestable, hay épocas en que me siento bien y otras que no, pero también hago mucho por estar bien. De repente soy disciplinada y de repente me canso, y así es la vida, en todo. No puedo vivir con la disciplina permanentemente, pero tengo un equipo de médicos con los que sé que me saco estos cuatro o cinco kilos que subí, y no es un problema porque lo hago. De la misma manera, cuando me propongo relajarme. Entonces buscaré ropa más suelta los días que esté en esa etapa.
Parece que estás formateada para encontrarles la vuelta a las cosas.
Sí, claro. Sin mi mamá, no pensaría así. Ella salió adelante, como el ave fénix, y nos sacó a mi hermano y a mí, se ocupó de que no nos faltara nunca nada y también de transmitirme esta fortaleza, porque nunca la vi débil, ni triste ni mal.
¿Vos te permitís estar triste?
Es que no tengo motivos. Yo soy una persona feliz.
Estoy todo el tiempo buscando qué falla para remediarlo.