Imprescindibles en nuestra vida, su amor incondicional nos acompaña siempre. Sus enseñanzas y valores dejan huellas que jamás se olvidan.
“Heredé la honestidad, el trabajo y comer dulces con café”.
Soledad Suares
“Su honestidad y su fuerza para seguir adelante después de caer una y otra vez. Ya no está conmigo, pero lo sigo extrañando”.
Rosita Casafus
“Los ojos claros y los valores. ¡Gracias viejito!”.
Sandra Escalante
“Tengo un carácter fuerte, pero la paciencia del mundo la herede de él. Es el hombre más paciente del mundo, parece que nada le afecta o le importa, aunque no sea así. Decide no hacerse problema por cosas que tienen solución. Y así vivo yo…. ¡¡¡Y se lo agradezco!!!”.
Diana Soledad Ibarra
“La paciencia y la alegría de juntar a la familia alrededor de una mesa con un asadito”.
Mónica Luciani de Janeiro
“El poder ejercitar la memoria para aprender a viajar, el sentido del humor y el doble sentido”.
Lu Almada
“Su carácter. Su picardía y ganas de ayudar a todos. Su gran corazón. Un turco lindo. Todavía extraño mucho su risa”.
María del Carmen Ascull
“Heredé todo: su color de cabello, piel, el amor por mis hijos y familia, la sociabilidad y… un gran amor por la cocina”.
Graciela Busquets
“Desde parecerme físicamente, hasta el carácter, la forma de pensar… Absolutamente todo lo que soy es gracias a mi papá”.
Romina Bello