Comentarios de lectoras

“¿Nos cuentan anécdotas de festejos fallidos de primavera?”

“Con mi amigo Fabián durante un mes programamos este día. Compramos las longanizas preferidas de Tere, el queso preferido de Adri y la cerveza favorita de Ale. Fabián se llevó el auto del primo para ir con las chicas hasta una isla del Tigre. Llegamos, pusimos todo lo que compramos en la lancha colectivo y nos quedamos esperando a las chicas. De pronto, la lancha se fue con todo lo que compramos y las chicas nunca llegaron…. Fue nuestro peor día de la primavera…. desde ese día, con Fabián no festejamos más”.

Rocko Pipa Cortina



“Tengo 39 años. Cuando tenía 18, mis compañeras de la secundaria decidieron ir a festejar la primavera. Romina, Gabriela, Natividad, Hilda y yo, por supuesto, primero fuimos a la plaza de Muñoz en San Miguel y de ahí decidimos ir a Palermo, aunque yo tenía que volver a mi casa a las cinco de la tarde. Conclusión: entre que decidimos el lugar, viajamos, llegamos y nos sacamos la foto en el parque de Palermo, pudimos estar unos minutos. No pudimos estar nada porque yo tenía que volver a mi casa; amé a mis compañeras porque me hicieron el “aguante” y me acompañaron. Llegué a casa 17:30 y obvio que me retaron, pero ese día fue inolvidable”.

Sandra Pm



“Llegamos en mi pueblo a un parque que tiene una laguna, el día estaba feo… pero al rato de llegar, ¡se largó un diluvio! Volvimos chorreando agua mal y fuimos los veintipico que éramos al departamento de una compañera que la mamá estaba trabajando, yo creo que se lo dejamos como chiquero, estábamos embarrados y muertos de frío, nos tiramos todos en el living a hacer el picnic y a ver una película. Había gente tirada en el sofá, otros durmiendo la siesta en la cama que caían. ¡Cuando llegué a mi casa y le conté a mi mamá me quería matar! Tendría 15 o 16 años, hoy 47 y nunca me voy a olvidar del desastre que hicimos ese día…”.

Pía Benitez



“Hice la secundaria a principios de la década de los 80, en un colegio de religiosas de San Justo que en ese momento era solo de mujeres. El Día de la Primavera las hermanas nos organizaban un pic-nic en la escuela para que no fuéramos a ningún parque. Lo hacían para evitar que socializáramos con los varones de otros colegios. Ni siquiera organizaban torneos o competencias entre los distintos cursos. Era un día muy aburrido y encima casi siempre llovía, así que terminábamos comiendo lo que cada una llevaba en el aula. Lo bueno es que ahora con mis excompañeras los recordamos y nos reímos por cómo cambiaron los tiempos, y ¡para mejor!”.

Susana del Oeste

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