El piso más reluciente puede llegar a durar muy poco si nuestra mascota decide darse una vuelta por la casa: en minutos, sus pelos pueden aparecer desparramados en cada rincón de la casa. Lo peor es que no sirve de nada enojarse, protestar o amargarse: así es su naturaleza y además, ¡los humanos también perdemos cabello! Por eso, hay que ser tolerantes ya que las mascotas, también nos dan su compañía y amor incondicional.
El pelo, tanto en humanos como en animales, tiene un ciclo de crecimiento, estado latente y caída durante todo el año. En los perros, esto último suele ser más notorio dos veces al año, cuando comienzan los cambios de temperatura, ya que la piel se prepara, ya sea para afrontar el frío del invierno o el calor del verano. La veterinaria Mariana Volpini, desde su consultorio en Pilar, nos explicó que la pérdida de pelo no se da en todas las razas: el caniche y el maltés, por ejemplo, casi no pierden pelo. Tampoco las razas grandes como el galgo, el dóberman, el pastor inglés y el caniche gigante; o pequeñas como el bichón maltés, bichón frisé, caniche, schnauzer y yorkshire, entre otras.
Cuándo preocuparse
Hay otras causas, además del cambio estacional, por las que los perros pueden perder el pelo. Es importante diferenciar una caída normal de la que puede provocar alguna alergia (al polen, al pasto o a los insectos), la presencia de pulgas, piojos o garrapatas, o una enfermedad de la piel. En este último caso, además de zonas sin pelo, pueden formarse costras, piel enrojecida y eritemas, que hacen que el animal se rasque en forma incesante. Para solucionar algunos de estos problemas, lo ideal es hacer un control antiparasitario periódico, específico para la raza y estilo de vida de cada animal.
Estrés y otras yerbas
Los perros también pueden perder el pelo en situaciones de estrés como el abandono, la soledad, un exceso de actividad física o algún cambio drástico en su rutina diaria. Durante el parto y la lactancia, es frecuente que las hembras también pierdan mucha cantidad de pelo. Otros factores que pueden afectar al animal son la mala alimentación o alguna irregularidad en el proceso digestivo que impida la correcta absorción de los nutrientes. En estos casos, conviene comprobar si el alimento de la mascota es el adecuado; no siempre el más económico cumple con todos los requerimientos nutricionales, ya que puede contener harina, granos e e ingredientes en el relleno difíciles de digerir. En cambio, los que tienen carne en su fórmula son excelentes para su organismo, por su contenido de vitaminas y proteínas de calidad.
Un tercer motivo que puede causar este trastorno es un desequilibrio hormonal (como hipotiroidismo, diabetes o síndrome de Cushing). En general, en estos casos se observan zonas calvas en los flancos, cuello y abdomen del animal afectado.
¿Qué pasa con los gatos?
La Dra. Volpini comenta que los gatos se acicalan permanentemente, por eso casi no desprenden pelo. “En el caso de las razas especiales, como la persa, hay que cepillar al animalito con frecuencia para que no se le formen nudos, ya que tiene un pelaje tupido y largo, y puede ser que en este proceso se le caiga algo de pelo”, comenta la experta. Hay situaciones en las que el animal se lame insistentemente y produce caída en zonas determinadas; en estos casos, conviene consultar al veterinario. Una causa es el estrés, y un especialista en comportamiento animal puede dar alguna pauta para poder ayudarlo. Otra posibilidad es la presencia de pulgas, alergia o infecciones en la piel como tiña o parásitos, entonces el profesional indicará un tratamiento específico. Una última alternativa es el dolor articular, que se puede aliviar con el uso de analgésicos.
Cuidados especiales para mejorar y prevenir
Colocar fundas en los sillones, de una tela fina o lisa, fácil de lavar o sacudir.
Pasar la aspiradora a diario, en especial sobre alfombras y sillones.
Recoger el pelo con rodillos pegajosos de los que se venden en las ferreterías. Otra opción fácil y económica es pegar y despegar trozos de cinta de embalar ancha sobre la ropa o las distintas zonas del sillón.
Pasar sobre el sillón o los muebles un guante de goma (húmedo) de los que se usan para lavar los platos. Esto ayuda a juntar los pelos fácilmente, al igual que un paño o una esponja húmedos.
Repasar el piso y los muebles con paños de microfibra, que son absorbentes y antiestáticos.
Cepillar al perro una vez al día, con un cepillo adecuado a su tipo de pelo, de forma suave y en la dirección natural del pelaje. Los de cerdas son mejores para pelo corto y suave; los impermeables, para pelo medio y enrulado; y los tipo rastrillo, para pelo largo y grueso. El largo de las cerdas del cepillo debe ir acorde con el del pelo del perro.
Bañar a la mascota con un champú hidratante. El baño hace que el pelo muerto caiga en la bañera o pileta (¡y no en el piso!).