El calendario empieza a mostrar sus últimas hojitas y la cuenta regresiva para las vacaciones comienza. El merecido descanso es el incentivo para transitar los últimos días del año, pero también se convierte en una preocupación económica para quienes eligieron salir de paseo.
Esta es la época en que empieza la organización de las vacaciones, por lo que es necesario ver cómo funcionó nuestra capacidad de ahorrar durante el año.
En la planificación mensual, nuestro presupuesto consideró entre los gastos un pequeño porcentaje destinado a este fin.
A medida que el momento se acerca, deberemos apretar el acelerador y acomodarnos un poco más si queremos llegar a vacacionar.
Sea cual fuera el lugar, es imprescindible tener en cuenta que, mientras se está de vacaciones, los gastos se incrementan entre un 30 y 70 por ciento por día con respecto a nuestra rutina cotidiana. Esta es una de las claves para saber cuánto vamos a necesitar, además de contemplar pasajes, estadías, comidas y actividades recreativas.
Hay una fórmula muy clara para saber si llegamos o no. Una vez que tengamos a la vista cuáles son los gastos totales, debemos constatar cuánto dinero pudimos ahorrar y cuánto nos falta.
Este faltante será nuestro objetivo de ahora en más.
Ahora bien, suponiendo que nos faltan unos pesos, deberemos dividir ese monto entre los días que faltan hasta la salida. Ahí obtendremos la suma fija que deberíamos ahorrar diariamente. Para alcanzar este objetivo, algunas pequeñas modificaciones que se pueden realizar sin que pensar en las vacaciones se convierta en una tortura.
Para ello será necesario cortar con los gastos extra. Lo más aconsejable es tratar de evitar alguna que otra salida recreativa, sacar de los planes las pequeñas escapadas o las compras de aquellos artículos que pueden esperar, como las de dispositivos tecnológicos, por ejemplo.
Al mismo tiempo, es necesario que todo el dinero extra que pueda llegar entrar al hogar se disponga para el “fondo de vacaciones”.
Lo que sí es imprescindible es que este nuevo ahorro sea intocable y que ningún integrante de la familia acceda a él. Si la tentación es grande, se puede conservar este dinero en una cuenta especialmente creada para ello.
No se trata de un gran esfuerzo, y con estos simples cambios de hábito lograremos reajustar el plan mensual de una manera poco traumática. Al fin y al cabo, solo serán unos meses, que se verán recompensados en la tranquilidad de algún destino reconfortante.