Estar bien

Redes de mujeres que sanan y crecen.

Correr con lobos

Redes de mujeres que sanan y crecen.

Son doce mujeres reunidas alrededor de un libro. No es un libro cualquiera, es una edición de Mujeres que corren con los lobos (Editorial Ballantine, 1992/96), el libro cuya escritura le llevó a Clarissa Pinkola Estes 25 años. La autora es una poeta estadounidense, psicoanalista y especializada en postraumas, y utiliza sus cuentos y poemas como disparadores en sus terapias de expresión. Con ello señala que la palabra es el mejor remedio para algunos males. En la actualidad, son más de 20 los grupos de mujeres de entre 9 y 90 años que se reúnen en Argentina y en España en torno de este libro bajo la dinámica que propone la Fundación Creavida, que trabaja desde hace 18 años en la divulgación de la importancia de los primeros momentos de la vida y el puerperio, y que tiene grupos de desarrollo personal para mujeres.

“Elegí hacerlo a través del libro Mujeres que corren con los lobos, ya que fue editado en español en el mismo año en que comenzó la Fundación y revolucionó la visión de la psicología femenina aportando una comprensión a nuestras vidas de mujeres”, explicó Jaqui Zieler, presidenta de la Fundación Creavida, terapeuta diplomada en Psiquismo y Perinatalidad de la Universidad de París y especializada en Haptonomía Perinatal en Francia.

En cada encuentro, las mujeres leen el libro y después realizan distintas actividades que incluyen movimiento, meditación, baile u otro tipo de expresión.

Según explica Jaqui Zieler, “son muchas las tareas que el libro propone en cada cuento. Su contenido es tan rico y sustancial que el trabajo compartido permite entrar en él profundamente. Su poesía roza el mundo simbólico de un modo que no podría hacerlo un abordaje racional clásico”.

Mujeres de todas partes del mundo han expresado su dificultad a la hora de leerlo en forma individual. “Intuyen en él esa riqueza simbólica que tienen los cuentos. Por eso es tan enriquecedor para todas hacerlo en grupo”, aclaró la psicóloga que creó una dinámica para acompañar la profundidad de la lectura. “No se trata de una técnica, así como el libro no es un manual, es un acompañamiento vivo, es la escucha de lo que la vida nos va enseñando. Esta escucha sutil es el centro de esta tarea artesanal”, describió Jaqui Ziegler.

Tiempo entre tejidos

Andrea Cipolla tiene una vida muy activa. Madre de seis hijos, ella sabe que aunque la semana venga complicada, los viernes tiene una cita obligada con el grupo de mujeres que se reúnen a tejer. “Éramos compañeras de Zumba, y conversando, decidimos juntarnos una vez por semana, después de la clase, para tomar mate y tejer”, relata Andrea, que primero las recibía a todas en su casa, hasta que decidieron ir rotando una semana en cada casa, según la disponibilidad de las participantes.

“En general, no lo hacemos para vender, muchas veces regalamos lo que tejemos. Aunque de allí han salido microemprendimientos como los mandalas tejidos o las carteritas tejidas a crochet”, comentó Andrea Cipolla que, como es la que tiene más experiencia del grupo, brinda orientación en los proyectos, aunque de vez en cuando reciben visitas de mujeres tejedoras que también dan orientación.

El alma femenina

“No se puede abordar la cuestión del alma femenina moldeando a la mujer de manera que se adapte a una forma más aceptable según la definición de la cultura que la ignora, y tampoco se puede doblegar a una mujer con el fin de que adopte una configuración intelectualmente aceptable para aquellos que afirman ser los portadores exclusivos del conocimiento” (Del prólogo de Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estes).

 

seguí leyendo: Estar bien