¿Cómo cuidarnos?

Llega la primavera y para algunas personas implica que comienza la temporada de alergias.

Convivir con la alergia

Llega la primavera y para algunas personas implica que comienza la temporada de alergias.

Si nos preguntamos qué es la alergia lo primero que nos viene a la mente es una persona estornudando o con picazón. «El término correcto es el de atopía. La palabra define a las personas que reaccionan en forma atípica a su medio ambiente», explica el profesor Gustavo Andrés Marino, médico y director de Clínica de Alergia e Inmunología.

La alergia se produce cuando una sustancia a la que una persona es sensible –como por ejemplo, la leche de vaca o los ácaros– es reconocida por el sistema inmune y reacciona en forma de asma, alergia alimentaria, rinitis o urticaria, entre otros síntomas. «Cada vez que volvía de la casa de mi prima me picaban los ojos y me resfriaba. Cuando consulté al médico, me di cuenta de que tenía alergia a los gatos que ella tiene en su casa», cuenta Stella Daverio. Estar atentos a los síntomas de la alergia es una forma de darnos cuenta de que la tenemos. «Sus manifestaciones pueden ser una gran cantidad de estornudos con mucosidad liquida, generalmente matinales, que pueden estar acompañados de enrojecimiento conjuntival; disnea (falta de aire), silbidos cuando respira, ahogos; reacciones en piel tipo enrojecimiento acompañado de picazón, generalmente localizado en pliegues de brazos y piernas (llamado eczema atópico)», dice Marino. Otras reacciones cada vez más frecuentes son las gastrointestinales, acompañadas por cólicos, constipación y retraso en el crecimiento en los niños.



Alergia estacional

Las manifestaciones respiratorias suelen ser estacionales, por eso vemos que muchas personas se quejan en determinadas épocas del año, e incluso con los cambios bruscos de temperatura. Por eso son más frecuentes en otoño, por los ácaros, y en primavera, por el polen. Así lo explica el especialista: «Generalmente, los niños empeoran durante los meses de otoño, mientras que los adultos lo hacen durante la primavera».

En otras situaciones, las personas perciben que hay algo a lo que se exponen que les hace mal y su cuerpo reacciona (como la picazón en los ojos después de estar en contacto con un gato). Así logran relacionar sus manifestaciones con un alérgeno o una situación que lo desencadena, como el contacto con pelo animal, la limpieza en la casa, las plumas de un almohadón o taparse con una manta de lana, por ejemplo. Otro factor a tener en cuenta es que la alergia también es hereditaria, por lo que muchas veces se hereda el alérgeno (a qué se tiene alergia).



Cómo detectarla

Unos años atrás se creía que la alergia se manifestaba a edad temprana y que se curaba sola. Hoy la ciencia demuestra que esto no es así, y que puede aparecer en cualquier etapa de la vida.

Existe un cuestionario específi co para los cuadros principales que los médicos utilizan para su detección. Estas son las preguntas que contiene, y si se responde alguna afirmativamente, podemos estar frente a un cuadro de alergia: ¿Tiene ataques de estornudos? ¿Se refriega frecuentemente la nariz? ¿Padece cuadros similares a la conjuntivitis (enrojecimiento de los ojos y picazón)? ¿Empeora en invierno y/o en primavera? ¿Padece tos seca? ¿Padece silbido respiratorio después de practicar actividad física o después de reír? ¿Tiene lesiones en la piel, detrás de las rodillas, en los brazos, atrás del pabellón auditivo de las orejas? ¿Se brotó alguna vez?

«Los cuadros secundarios necesitan ser mejor investigados por el médico, para sacar conclusiones. Pero también existe un cuestionario orientativo», dice Marino. Estas preguntas son: ¿Sufre de frecuentes dolores de cabeza frontales? ¿Vive resfriado o con secreción mucosa? ¿Presenta ojeras? ¿Tiene familiares que padecen alergias, asma o rinitis? ¿Padece de manchas blancas en la cara cuando toma sol?

Luego de hacer los cuestionarios, el médico puede realizar un examen físico para buscar los signos de la enfermedad.

A continuación, se deben realizar los estudios complementarios de rutina. Para saber a qué somos alérgicos se realizan estudios específi cos, como las pruebas percutáneas (consistentes en un raspado o pinchado para colocar una gota del alérgeno en la piel); las pruebas epicutáneas se aplican diferentes sustancias sobre la piel de la espalda, sobre unos soportes llamados parches. Esta prueba no es dolorosa, ya que no hay pinchazos, en las que hay que esperar 48 horas o más para saber los resultados; y estudios de sangre. Una vez diagnosticada la alergia, se puede iniciar un tratamiento para aliviar los síntomas, pero es importante saber que no tiene cura. Al respecto, explica Marino: “Con un tratamiento adecuado, las alergias pueden aplacarse y ser aliviados los síntomas”.

seguí leyendo: ¿Cómo cuidarnos?