Marko, de nueve años, fue diagnosticado con un trastorno del espectro autista (TEA) a los 2 años y medio. Nunca había podido quedarse en un acto escolar porque la cantidad de estímulos que hay en esos encuentros (como la muchedumbre, la música y el volumen alto) lo desregulaba mucho. Todo cambió en la última celebración por el Día de la Bandera: acompañado por Alaska, su perra de asistencia, una labradora color chocolate, el nene pudo ser uno más. “Terminás de tomar real dimensión de lo maravillosos que son estos animales para los chicos cuando los tenés en casa. Hasta le sacaron una muela a Marko sin necesidad de dormirlo, como se hace habitualmente con chicos con TEA, porque Alaska estuvo a su lado”, cuenta Valeria, la mamá de Marko.
Una de las principales funciones de un perro de asistencia a chicos con autismo tiene que ver con la seguridad vial. “Son niños que no tienen sentido del peligro y, si hay algo que les llama la atención, siguen a esos estímulos, entonces hay posibilidad de que salgan corriendo en medio de la calle. Pero como los perros llevan un chaleco con un cinturón que va enganchado a la criatura y, del otro lado, está el padre o la madre manejando al animal; en caso de que eso sucediera, la tensión que se genera en el cinturón hace que el perro se siente o se eche, y así queda bloqueado el intento de fuga. Después, el adulto redirecciona al niño para que se agarre del asa que tiene el chaleco y siguen caminando”, explica Guillermo Quatrocchi, de Bocalán Argentina, una ONG dedicada al entrenamiento de perros de asistencia y las intervenciones asistidas con animales (www.bocalanargentina.com). “Apuntamos a que haya un aprendizaje en los chicos y que ellos terminen caminando de un modo más recreativo y la conducta de fuga tienda a disminuir hasta extinguirse”, apunta María Marta Aguirre Paz, psicóloga y fundadora de Dogs For Change (www.dogsforchange.com.ar).
Otro gran rol es ayudar en la conducta de sueño. “Al dormir con el perro, su respiración y temperatura hacen que el chico se relaje y pueda empezar a dormir solo”, dice Quatrocchi. “Veníamos de una etapa de dormir poco porque Marko se despertaba varias veces a la noche y se quedaba despierto más de una hora. Desde que duerme al lado de Alaska, descansa toda la noche plácidamente”, relata Valeria.
Por supuesto que también ayuda al núcleo familiar a ampliar los posibles lugares y actividades a las que pueden concurrir todos juntos sintiéndose seguros. Desde ir a un cine hasta moverse en un medio de transporte, sentarse a comer afuera o hacer las compras en un supermercado. “Los chicos con TEA están más acostumbrados a la estructura, y nos dificultaba mucho ir a un lugar que Marko no conociera. Ahora hemos podido cambiar la rutina e ir a lugares nuevos”.
LOS ELEGIDOS
Las razas más aptas para este tipo de tarea son el labrador y el golden, porque son perros que se pueden entrenar con comida, tienen una boca ancha y recobran objetos sin romperlos, están atentos a lo que los rodea, son dóciles con los humanos y en general poseen buen comportamiento. “Nosotros comenzamos a entrenarlos al año, y después de 7 u 8 meses, se realiza la vinculación con la familia”, explica Quatrocchi.
Si bien los perros se adiestran en función del refuerzo primario (dándoles comida cuando hacen lo que se les pide), Aguirre Paz también fomenta la dimensión social y la motivación gracias al vínculo que se genera con los humanos. “Me gusta darle a la familia herramientas para que el perro pueda participar en las terapias que hacen porque la experiencia indica que, si está el perro, hay más motivación para el chico y se evitan posibles berrinches”, dice.
AMIGOS INCONDICIONALES
Paula es mamá de Joaquín, de 9 años, y está esperando entrenar a su perra labradora Nala, ahora de tres meses, para que asista a su hijo que tiene autismo y parálisis cerebral. La experiencia anterior fue con Cleopatra, una perra que vivió con ellos 16 años y murió a principio de 2019. “Aunque Cleopatra no estaba adiestrada, ella se dio cuenta desde el principio que él tenía necesidades especiales, lo esperaba, se le acostaba al lado, le tenía mucha paciencia. Y Joaquín, con la única que hacía contacto visual era con Cleopatra”.
“La gran ventaja del perro es que el animal tiene una mirada sin juicio y es un apoyo incondicional. Tiene una forma de mirar distinta a la de los humanos y logran captar la atención de los niños. El perro no le reclama nada ni le quiere hacer entender, sino que le hace hacer o no hacer, según se necesite. La comunicación no es verbal, no hay palabras, sino cuerpo y acción”, explica María Marta Aguirre Paz.
CÓMO ACTUAR ANTE
UN PERRO DE ASISTENCIA
✓ No lo distraigas ni acaricies mientras tiene el chaleco identificatorio puesto, porque eso significa que está ayudando.
✓ No dejes otro perro suelto al lado del de asistencia.
✓ No impidas su paso por la calle y, si estás conduciendo y ves que está cruzando, frená a una distancia considerable para no asustarlo.
✓ Facilitale un lugar cómodo en establecimientos o medios de transporte. Se echan a los pies de su usuario sin molestar a nadie.
Fuente: Bocalan Argentina.