Ellos son nuestros mejores amigos, parte de la familia, y nos encanta verlos en acción, aunque a veces… ¡no todo sale bien!
“Me olvidé la puerta del placard abierta y me fui a trabajar, cuando llegué encontré que Mía, mi caniche, había roto tres pares de ojotas y un par de botas. ¿Ella? ¡Escondida!”.
Catty Imperial
“Pisar el cemento fresco y dejar sus huellas marcadas…”
Ligia Glassman
“Y un día explotó el sillón justo cuando mi mamá estaba en el trabajo. Aún no puedo explicar cómo sucedió” #Panchita.
Carolina Cañón
“Un día mi mamá se tomó una pastilla para dormir, pero debía tomar media. Se durmió tan profundo que se le salieron los dientes postizos y cayeron al piso. Cuando mi mamá se despertó y los empezó a buscar, no aparecían. Horas más tarde, los encontraron en la terraza: ¡nuestro Balthazar se los había robado!”
Moni Yel
“Al poco tiempo de traer a casa a nuestro perro Leopoldo, lo dejamos solo: tiró las cortinas y una maceta grande de la que solo encontré las raíces de la planta. Yo le decía ¿QUÉ HICISTE? y él agachaba las orejas como pidiendo perdón. Ahí nos dimos cuenta de que es fóbico al encierro y no lo dejamos solo”.
Adria Tejidos
“La travesura más grande de mi gatita Bianca es que todos los días cuando riego las plantas, ella se pone abajo del chorro de agua y lo persigue para donde vaya. Le encanta el agua, en fin… ¡todos los días es un calvario regar el jardín!”
Débora Benito
“La travesura más grande que hizo mi perro Apache fue comerse un billete de 1000 pesos. Lo peor es que se comió solamente ¡la mitad del billete! Somos de Mar del Plata”.
Maguita Lara
“Comerme el jamón crudo que tenía en el plato”.
Stella Martinez