El mundo del trabajo implica desafíos y cambios que no siempre sabemos cómo llevar a cabo. En esos casos podemos recurrir a un experto que nos ayude a ver con qué herramientas contamos para conseguir lo que deseamos.
Buscar trabajo, tener problemas con nuestro jefe o con compañeros o haber perdido la motivación por lo que hacemos son algunas de las cuestiones que seguramente todos ya atravesamos. Y a veces nos pasa que nos sentimos estancados, sin mucha idea de qué rumbo tomar o sin saber qué es lo que nos gustaría, por lo que, a la hora de definir nuestro futuro ocupacional, no siempre tomamos decisiones que nos favorecen.
Para ayudarnos a resolver estos y otros temas existe el entrenamiento laboral. El Ing. Rodolfo Díaz, director de una empresa dedicada al entrenamiento para personas y empresas, lo define como “una herramienta con la que puede contar la gente que se siente insatisfecha en su trabajo para estar mucho mejor”.
Un proceso hacia el autoconocimiento
Los problemas que tienen que ver con nuestro trabajo −o con la falta de él− impactan en nuestra autoestima y afectan la vida diaria. Pasamos mucho tiempo fuera de casa, y estar angustiados por el empleo influye sobre nuestra cotidianidad.
“El entrenamiento surge de una insatisfacción laboral que contamina toda la vida –explica Díaz− porque uno puede tener una vida familiar excelente, pero si se pasa 9 o 10 horas por día en un trabajo que lo tortura, toda su vida se contamina y el punto es que no sabe que podría estar bien, porque en nuestra cultura no nos enseñan a pensar en el trabajo como algo que nos dé placer y que hay herramientas probadas que hacen que podamos estar mejor”.
En tal sentido, este proceso implica acompañar y/o entrenar a una persona o a un grupo, con el fin de cumplir metas o desarrollar habilidades específicas durante un período acotado que, en promedio, puede ser de entre 8 y 12 sesiones −aunque la duración varía de acuerdo con cada caso en particular−. ¿Cómo lo hace? Instrumentando los medios necesarios para que el consultante se conozca a sí mismo.
Cecilia Rodríguez Casey, Lic. en Psicología, sostiene que “la gente valora mucho el autoconocimiento; el descubrimiento o reconexión con algunas fortalezas o habilidades que tenía dormidas, silenciadas”.
Los encuentros generalmente son presenciales y consisten en conversaciones entre coach y coacheado que llevan a la reflexión, a la autoobservación, a la detección de fortalezas y al deseo de cambio. La especialista aclara que el entrenamiento también puede concretarse en forma online, “con el debido encuadre y cuidado y siempre que ambos estén de acuerdo y disponibles para esta modalidad”.
Problemas y soluciones
Entre los motivos más frecuentes de consulta se encuentra estar mal en el trabajo. Díaz indica que, en esos casos, los coaches plantean cuatro opciones: “si podés mejorar tu situación sin tener que cambiar de empresa, mejor; si preferís cambiarte de sector, hacemos eso; si necesitás cambiar de empleo porque las condiciones son malas, trabajamos para lograrlo y finalmente, si no tenés alternativa, la cuarta opción es comenzar un emprendimiento, incluso en paralelo con tu ocupación actual, hasta que puedas dedicarte a full a tu nuevo negocio”.
Por su parte, la licenciada Rodríguez Casey señala que quienes los consultan por inserción laboral obtienen herramientas que les brindan mayor seguridad y aplomo en su presentación y valoran entrenamientos específicos, como los relacionados con tener una mayor presencia en las redes sociales. Y quienes desean mejorar habilidades como la comunicación adquieren medios para dominar las emociones, que les permiten ser más asertivos, directos y claros en el mensaje que desean transmitir, con lo que se evita, por ejemplo, entrar en conflicto sin necesidad.
Lo que es seguro es que nadie es el mismo luego de introducirse en el universo del entrenamiento, ya que muchas veces, las herramientas obtenidas para mejorar la situación laboral se trasladan naturalmente a la vida personal, lo cual genera un círculo virtuoso.
Ejercicios
Rodríguez Casey recomienda un ejercicio interesante para encontrar las respuestas que estamos buscando, y que consiste en formularnos los siguientes interrogantes:
- ¿Qué quiero lograr y por qué?
- ¿Con qué herramientas y recursos cuento en la actualidad?
- ¿Qué obstáculos se me presentan −internos y externos− para lograrlo?
- ¿Qué cambios necesito hacer para sortear esos obstáculos?
- ¿A qué estoy dispuesto?
Estas, afirma, son preguntas reflexivas que requieren conectarnos con nosotros mismos y escuchar nuestra voz interior, despojados de prejuicios, del “deber ser” o de la mirada o la expectativa de los otros.
Una vez que logremos responderlas, estaremos en condiciones de comenzar a hacer planes, teniendo en cuenta ser permeables a modificarlos si en el camino descubrimos información relevante que nos orienta hacia otro rumbo.
“En nuestra cultura no nos enseñan a pensar en el trabajo como algo que nos dé placer y que hay herramientas probadas que hacen que podamos estar mejor” (Rodolfo Díaz).